Pareciera que las intenciones del Gobierno Nacional en apoyar la producción en el campo venezolano serán solamente proyectos incumplidos. En el año 2007, el Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas (INIA) y el Ministerio para la Agricultura y Tierras (Mppat), lanzaron el Plan Nacional de Semillas, un proyecto que contemplaba la construcción de casas de cultivos con la intención de producir simientes que serian comercializados a través de la estatal de insumos Agropatria.
Se estimó la instalación de más de 770 casas de cultivo, de las cuales 12 de ellas serían destinadas al estado Portuguesa, teniendo una capacidad total de producción de 500 kilos de semillas de hortalizas -más específicamente de tomate y pimentón- por unidad, lo que a nivel nacional seria un proyección total de 385.000 kilogramos.
Aunque para muchos representó una novedad debido a la tecnología de avanzada que requieren las casas de cultivo, además del impulso en la producción de semillas que significaría una significativa reducción de las importaciones, el proyecto solo quedo en “una inversión mal ejecutada y administrada”, y otro fracaso más del Gobierno Nacional, cuyas consecuencias hoy padecen los agricultores, debido a la escasez de semillas para seguir produciendo y atender la demanda interna.
Solo en pimentón habría garantizado la siembra de 23 hectáreas de un área estimada de 15.182 hectáreas y tomate 55 hectáreas de un área estimada de 18.000 has. Si bien es cierto que las casas de cultivo construidas en Portuguesa fueron terminadas y hasta inauguradas, en la actualidad las mismas están abandonadas, llenas de maleza, y sin ningún cuidado ni producción.
La Asociación Venezolana de Empresas Semilleras (Avesem) reportó en el ultimo trimestre del 2017, un inventario de 0.43% en pimentón y solo un 4% en tomate lo que representaba un déficit de semillas de más de 12.000 kilos.
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