Madrid.- Con una superioridad incontestable en cuanto empezaron a fallar las fuerzas, el Barcelona liquidó el partido en el Villamarín y tres cuartos de Liga, aprovechando los tropiezos de segundo y tercero.
Costó resolver el aprieto táctico propuesto por el Betis, pero cuando lo hizo, con balones diagonales, hizo un destrozo y desató la tormenta perfecta. Una mano de goles incontestable, con el valor añadido de no conceder ni una sola ocasión clara de los verdiblancos.
La vía era la espalda de Francis, sacándole de sitio y filtrando a Jordi Alba. Llegó la primera vez, con un centro a Suárez bien blocado por Adán, y se abrió la puerta del ataque azulgrana. La apuesta por Sergi Roberto como interior liberó al de Reus, que rompió por potencia. Activó a Suárez que filtró para Messi y el 10 remató al lateral de la red.
La intensa partida táctica tuvo un damnificado claro. Después de 12 partidos consecutivos, los músculos de Vermaelen se tensaron en una carrera hasta romperse. Sobre la misma zona donde se rompió Umtiti, el belga dejaba el campo en plena refriega, con los marcajes echando chispas ante la impasible mirada del colegiado.
Recuperado el resuello en el vestuario durante el descanso, el Betis recuperó el plan inicial y se lanzó otra vez a la presión en campo contrario, aunque ya faltaban piernas. Fabián lo intentó desde la izquierda, con una croqueta y un remate controlado por Ter Stegen.
Pero en ese cuerpo a cuerpo tan arriesgado fue el de Los Palacios quien pagó la cuenta. Se retrasó respecto a Rakitic y el croata explotó por la izquierda, habilitado con un gran pase de Suárez. Finalización por bajo con la zurda.
El primero destapó el corcho y, al tiempo que explotó el Barça. se hundió el Betis. En cuestión de 10 minutos cayeron otros dos tantos aprovechando los errores en la salida bética y el excelente nivel azulgrana.
Busquets recuperó un balón y metió para Messi, habilitado por un retrasado Feddal. Faena sencilla. En el siguiente, Rakitic disfrutó del carril derecho para recibir y templar. Suárez voleó a la red. La ferocidad con que acudieron los azulgranas a la presión desveló la intención azulgrana: ganar y golear.
El Betis desapareció del verde, borrado del mapa por un vendaval azulgrana que muestra el excelente nivel también físico del equipo. Messi sacó piernas de donde parecía no haberlas y fabricó el cuarto, después de una recuperación de Sergi Roberto.
Al 10 aún le dio para tirar otra diagonal y servir el quinto a Suárez, que remató a la escuadra. las esperanzas de que Atlético y Valencia pelearan por el título acabaron en el Villamarín. Con otra exhibición del Barça.
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Fuente
José María Rodríguez