Historia de vida: De periodista en Venezuela a señora de servicio en el exterior (+VIDEO)

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Beatriz Lara Mendoza

San Juan de los Morros.- El portal web del Instituto Prensa y Sociedad (Ipys) publicó un trabajo especial sobre el proceso de transformación que sufren algunas personas cuando abandonan el país y tienen que hacer trabajos muy diferentes al de su especialización profesional para ganarse la vida.

Ese es el caso de Beatriz Lara Mendoza. La vida le cambió de la noche a la mañana. Durante veinte años fue una de las periodistas estrellas del diario El Aragüeño, en el centro del país, pero un día de trabajo cotidiano le correspondió cubrir una pauta en el Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc) en Villa de Cura y a partir de allí su vida no sería igual. Cuenta Lara Mendoza en el video grabado por Ypis que fue vejada, humillada hasta que finalmente tuvo que irse del país.

Narra la periodista que “para no vivir entre el miedo y la miseria decidí levantar mis alas y buscar nuevos horizontes. Una nación europea me abre sus puertas, me recibe con los brazos abiertos y me permite trabajar, moverme libremente recordando a la Venezuela de ayer. Un país encantador solidario y hospitalario con los emigrantes”.

Afirmó que “hoy visto con una bata y zapatillas de limpieza. Ya no paso cinco horas frente a una computadora redactando reportajes especiales y la noticia del día. Hoy son cinco horas que  dedico a limpiar casas, edificios, y oficinas ejecutivas”.

Destacó además que “soy una venezolana menos de los que pasan hambre porque el sueldo no les alcanza para comprar los alimentos, o porque simplemente no hay. Soy una venezolana que tiene la obligación con sus hijos de garantizarles vivir en libertad en democracia y con una calidad de vida digna. Soy una venezolana que protege a sus hijos de la inseguridad, de la pobreza, de la impunidad, del abuso policial y de otros tantos males”.

“Hoy les digo que sigo siendo esa reportera que cambió su profesión por el oficio de limpieza, pero con la esperanza de regresar algún día a ver a la Venezuela donde nací, donde se respetaba el libre tránsito, la libertad de prensa, y se podía ir al supermercado y comprar con el sueldo, fruto de nuestro trabajo, los alimentos que se necesitaban. Ese día llegará otra vez, porque he aprendido que Dios nunca llega tarde”.

Fuente: Ipys

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