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J. M. Llerena / Nighthawks: alienación y soledad urbana

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Edward Hopper

“El gran arte es la expresión exterior de una vida interior en el artista,
y esta vida interior dará como resultado su visión personal del mundo”.
-Edward Hopper

Nighthawks, de 1942, es una obra pictórica del artista estadounidense Edward Hopper. Para su realización empleó la técnica óleo sobre lienzo. Sus dimensiones son 84.1 x 152.4 cm. A la fecha se exhibe en el Instituto de Arte de Chicago, Estados Unidos.

La imagen representa un solitario café nocturno en la esquina de alguna ciudad, con tres figuras sentadas a la barra y un camarero detrás del mostrador. La estampa es similar a la cotidianidad urbana, lo que le imprime un sentido de realismo. No obstante, la aparente trivialidad contiene signos que desvelan significados subyacentes.

Edward Hopper

Fue un reconocido pintor realista nacido el 22 de julio de 1882 en Nyack, Nueva York. Desde temprana edad mostró gran interés por el arte y comenzó a recibir clases de dibujo y pintura en la Escuela de Arte de Nueva York.

Después de graduarse trabajó como ilustrador comercial, pero no fue hasta finales de la década de 1910 que comenzó a recibir reconocimiento por su trabajo artístico. Su estilo de pintura realista, con enfoque en el aislamiento urbano, lo estableció como uno de los artistas más influyentes del siglo XX.

Nighthawks desde una óptica personal

La pintura muestra a primera vista una escena apacible y silenciosa en el interior de un café bien iluminado y de grandes ventanales, que desentona con la oscuridad de la calle y la porción de cuidad nocturna y solitaria que lo rodea. Sin embargo, esa misma soledad e indiferencia está implícita en las actitudes corporales e inexpresivas de los rostros de los personajes.

El silencio y la soledad reinante no denotan paz ni quietud en el sentido ordinario, sino que se intuye una tensa calma, como si una pérdida irreparable hubiera tenido lugar o estuviera por suceder.

De igual manera, el misterio de cómo estas personas –cuya voluntad se percibe supeditada a una fuerza superior que desconocen– terminaron en el café a una hora indeterminada de la noche, hace que la imaginación vuele, recreando las horas previas a la escena. O qué pasaría con ellos al salir del café, si es que pueden salir. Cada uno en su celda personal, sin al menos el consuelo banal de compartir su soledad, aunque estén encerrados en un mismo sitio.

Análisis semiótico

El ambiente claustrofóbico del café contrasta con la vasta oscuridad que lo rodea, sugiriendo aislamiento y desconexión. Las luces brillantes dentro del café destacan la idea de soledad, como si se tratara de un faro en medio de la noche de una isla remota.

Los tonos oscuros y fríos dominan la paleta de colores, y refuerza la impresión de melancolía y desolación.

Otro aspecto importante es la ausencia de contacto visual entre los personajes. No se relacionan: se infiere introspección producto de la alienación social, que se intensifica por la falta de vías de escape visibles, lo que supone que las personas están confinadas no sólo en un espacio físico, sino en sí mismos, condenados a una soledad y atemporalidad inexorables.

La figura del camarero es otro elemento a considerar. Su ubicación detrás del mostrador, en contraposición a los clientes, es símbolo de poder y control. Un observador impasible de las vidas de aquellos que visitan el café.

Constructos

Ícono: el ícono principal es el edificio en el que se encuentra el café. Con sus grandes ventanales es semejante a una pecera que aísla a los personajes del entorno, una especie de prisión transparente.

Índice: un posible índice es la falta de actividad urbana a las afueras del café, sin personas ni autos circulando, lo que nos hace preguntarnos dónde está el resto de la población.

Símbolo: se puede identificar uno muy conocido: la figura del hombre solitario sentado en el bar. Este personaje se ha convertido en un símbolo de abandono, soledad y tristeza en la sociedad moderna.

Efecto Kuleshov aplicado a Nighthawks en su contexto social
El efecto Kuleshov es un concepto cinematográfico que se refiere a la facultad de un espectador para crear significados y emociones al ver dos imágenes en secuencia, incluso si las imágenes no poseen un contenido emocional o significativo particular. Esto se logra gracias a la influencia que ejerce el contexto en la percepción de las imágenes.

Este principio abre una nueva dimensión en la compresión del cuadro. Como ya se ha dicho, Hopper recrea una cafetería nocturna en la que se encuentran varias personas ensimismadas sentadas a una barra. Sus expresiones faciales no manifiestan emoción alguna.

Empero, al aplicar el efecto Kuleshov, yuxtaponiendo, por ejemplo, imágenes de confinamiento o guerra, el observador percibe emociones y significados más profundos a partir del contexto social en el que se sitúa la obra.

El choque entre el interior iluminado y la oscuridad externa genera una sensación de separación y control. Se relaciona con la época en la que fue pintado el cuadro (década de 1940), marcada por la intervención de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial y el sentimiento de desilusión e incertidumbre experimentado por buena parte de la nación.

Por otro lado, el hecho de que los personajes estén solos en la cafetería indica decepción por una comunidad cada vez más individualista. El entorno oscuro y la falta de contacto visual, es referencia del deterioro de la comunicación personal en una ciudad sometida a grandes tensiones.
Sin duda, las distintas interpretaciones producidas mediante el efecto Kuleshov en Nighthawks, refleja la habilidad del arte para comunicar mensajes sutiles y desatar la imaginación y las emociones del espectador.

Una metáfora visual

A través de la representación de un café nocturno, Hopper construye una atmósfera que se convierte en metáfora visual de la sociedad moderna y sus desafíos existenciales.

La elección de colores fríos, los opuestos luz – oscuridad – interior – exterior, la soledad, el confinamiento, el control, el semblante vacío de los personajes, todo parece indicar que estamos atrapados irremediablemente en la rutina impuesta de un mundo deshumanizado, manejado por hilos invisibles.

Edward Hopper falleció el 15 de mayo de 1967, dejando un legado duradero en el mundo del arte. Su capacidad para capturar la soledad y la complejidad emocional de la vida moderna continúa siendo admirada y estudiada hoy día.

Autor: J. M. Llerena
jmllerena@gmail.com

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