La situación adversa en la que estamos inmersos, todas y todos los venezolanos, es motivo perentorio, para analizar con mucha responsabilidad, sin tapujos ni medias tintas.
Ha sido tanto el sufrimiento de nuestro pueblo, sobre todo en los últimos años, que negarse a dicho análisis o revisión, repito, de manera sincera y descarnada, sería una falta de respeto y craso error, ante nuestra población y ante la historia.
Digo esto para llamar la atención, sé perfectamente que éste tema, le es “incómodo” algunos protagonistas del activismo político, ojo, de nuestro Gobierno y de la oposición.
Hay quienes desde la comodidad de sus posiciones particulares, (repito de los dos extremos) siguen con un discurso encendido, tratando de promover odio, apelando a un radicalismo mal entendido, porque el hecho de ser radical, para nada implica la necesidad de emplear la violencia, verbal o física, contra tu semejante.
Por el contrario, ser radical, es mantener una posición vertical y pura, desde las mismas raíces de un sentimiento y de una idea.
En el caso puntual, de quienes nos hacemos llamar revolucionarios, debemos ser radicalmente amorosos, solidarios, desprendidos, tolerantes, sinceros y humildes, a la hora de defender nuestra causa.
Hoy tenemos un País donde la inmensa mayoría, está harta de la absurda confrontación.
Teniendo claro, que la forma equivocada como muchos plantean la por demás necesaria diatriba política, en nada ayuda al bienestar colectivo.
Y en estos momentos, que vamos a entrar en precampaña y luego campaña presidencial, debemos entender, la importancia de cómo enfocar el actual escenario de ambiente electoral, lo podemos hacer.
Desde la violencia y destrucción del otro porque piensa distinto, o desde la dialéctica, la tolerancia y la visión optimista de trabajar en conjunto, todas y todos, por encima de las diferencias, teniendo como prioridad inobjetable, la recuperación económica.
La propuesta
Desde el seno del PSUV, como principal herramienta de interacción y articulación con una buena parte del pueblo venezolano, debe aplicarse una estrategia de expansión y conciliación, a esos sectores que por alguna u otra razón, hoy por hoy, no forman parte de nuestro registro de militancia, o voto duro, hablo de venezolanos y venezolanas, que tienen derecho a pensar distinto, a mostrar su desacuerdo, incluso su rechazo hacia la gestión gubernamental, sin que esto conlleve a etiquetarlos de apátridas o extraterrestres.
Ojo, no me estoy refiriendo a los promotores del bloqueo criminal, claro que no, esos representan el falso radicalismo de una supuesta oposición democrática.
Para ellas y ellos, para todo aquel que con sus acciones, cause dolor, muerte y sufrimiento, como al que ha sido sometido, nuestro pueblo, debe haber una respuesta institucional y contundente.
Todo el peso de la ley, pero para el pueblo de a pié, para el común, ese que siente y padece, los embates de las mal llamadas sanciones, para esas y esos, los puentes deben estar tendidos, independiente de su posición política.
Nuestras estructuras en el territorio, iniciando por las Ubch, los movimientos sociales, deben iniciar un intenso abordaje, casa por casa, cara a cara, dónde se estimule el debate político, de forma respetuosa, oír lo que la gente tenga que decir, tomar en cuenta sus propuestas y asumir el compromiso, de generar espacios para la inclusión y participación, de todo aquel que tenga algo que aportar, independientemente de su preferencia partidista o perfil ideológico.
Asumiendo que no se trata de vencer, sino de convencer, siempre argumentando con la razón y predicando con el ejemplo.
Entendamos de una vez por todas, que en cualquier sociedad, en cualquier cultura, y en cualquier territorio, el odio ha sido, es y será, inversamente proporcionar al bienestar y progreso.
Hagamos las cosas bien, partamos del reconocimiento y el amor al prójimo.
Confío en nuestro Dios todopoderoso, que así sea.
Desde aquí fuerte abrazo!!
Arturo Suárez militante del Psuv