Maduro teme que le embarguen los buques petroleros

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Caracas.- El presidente Nicolás Maduro va de mal en peor. Está a punto de llegar a la quiebra financiera absoluta por un «default» o insolvencia declarada oficialmente desde el año pasado. Los embargos y demandas contra los activos de la empresa estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa) se han sumado al vencimiento de los bonos de la deuda externa, lo que ha puesto contra la pared al régimen chavista que ya asolo actúa a la defensiva. Hay 82 buques petroleros fondeados en aguas territoriales de Venezuela que no pueden salir para vender el crudo nacional por temor a que su carga sea confiscada por los acreedores, especialmente por Conoco Philips.

“No sale un barril de petróleo por miedo a que lo embarguen“, afirma el especialista petrolero Nelson Hernández en su cuenta de Twitter «energía21». Lo cierto es que en Puerto La Cruz (estado Anzoátegui) se han contabilizado 35 buques petroleros fondeados, otros 31 en la península de Paraguaná, unos 7 buques en Morón (estado Carabobo), y 9 naves en Maracaibo, (estado Zulia).

La estatal Pdvsa, siendo una de las corporaciones petroleras mundiales más exitosas, de la que depende el 96 por ciento de los ingresos del régimen, vive amenazada por los embargos de las empresas transnacionales como es el caso de Conoco Philips.

La transnacional fue expropiada en 2007 por Hugo Chávez, pero nunca canceló sus operaciones. Hace dos semanas la multinacional canadiense ganó la demanda por 2.000 millones de dólares en la Corte Internacional de Comercio y comenzó a cobrar. ¿Cómo y dónde? En los activos propiedad de Pdvsa en las islas caribeñas de Aruba, Curazao, Bonaire y Trinidad.

Conoco Philips confiscó las cuentas de Pdvsa en Curazao, lo que obligó a la corporación venezolana a parar su producción en la refinería «Isla», que procesa unos 350.000 barriles diarios. También embargó las cuentas de la refinería de Korsow (dueño de las instalaciones) y de Curoil, dueña de las bombas de distribución de combustible.

Demandas diarias

Todos los días surgen nuevas demandas por parte de los acreedores o de los bancos que reclaman el pago de bonos ya vencidos o por vencer, lo que aumenta las deudas; el régimen sólo responde que «les va a pagar», pero no lo hace.

La credibilidad de Maduro está por el suelo y ya nadie confía en su promesa de pagar las deudas como lo había hecho antes cuando pagaba más de 25.000 millones de dólares anual para cubrir los vencimientos de los bonos a expensas de la importación de medicinas de los venezolanos.

Fuente

Venezuela al Día

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