Las autoridades ecuatorianas y colombianas lo tienen a la caza, mientras que él trata de bajar la tensión por miedo a las represalias del Cártel de Sinaloa que está descontento por ponerlos en riesgo. A parte, la estructura de su organización se está dividiendo en fracciones que han salido de su poder.
Todo comenzó con el secuestro y posterior asesinato del periodista Javier Ortega, el fotógrafo Paúl Rivas y el conductor Efraín Segarra del diario El Comercio de Ecuador, por parte del grupo disidente.
Desde ese momento, “Guacho” fue declarado principal objetivo militar de los ejércitos de Ecuador y Colombia.
El líder criminal solicitó a los gobiernos un corredor humanitario para la entrega de los cuerpos de las tres personas y la liberación de una pareja de San Lorenzo que tienen retenida.
Según explicó Ariel Ávila, subdirector de la Fundación Paz y Reconciliación, “está buscando mantener el canal abierto con el gobierno ecuatoriano y solventar una crisis en la zona fronteriza”. Porque a parte de la caza de los ejércitos de ambos países con fuertes operativos, “al parecer, el cartel de Sinaloa puso precio a su cabeza porque, como se dice popularmente, calentó el parche después de todo esto”.
“La fuente principal de droga, de clorhidrato de cocaína de Sinaloa en esa región sí es el Frente Oliver Sinisterra, que manda ‘Guacho’. La relación con carteles mexicanos ha sido histórica, pero la diferencia entre años anteriores y lo que pasa ahora es que Sinaloa tiene enviados directos y que hay gente comprando tierra donde se están sembrando cultivos de coca”, advirtió Ávila.
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