La venezolana se destacó en la categoría dedicada a producciones iberoamericanas sobre los títulos mexicanos Vuelven,dirigido por Issa López y El habitante, de Guillermo Amoedo; la ecuatoriana La dama tapada, de Josué Miranda y A Mata Negra del brasileño Rodrigo Aragão.
El festival Rojo Sangre es uno de los pocos certámenes de cine dedicados exclusivamente a los géneros del terror, la fantástico y las propuestas bizarras que se hace principalmente en Latinoamérica.
Desde su creación, en el año 2000 fue solo una muestra y desde 2004 adoptó el formato de festival competitivo. Es organizado por la revista electrónica QuintaDimension.com.
La pieza venezolana, primer largometraje de ficción de Gisberg Bermúdez, evidencia el crecimiento de la cinematografía venezolana desde el punto de vista técnico, narrativo y estético.
No obstante, al abusar de algunos elementos propios del género del terror y quizás al tratar una historia ampliamente conocida en nuestro país, el filme se debilita en el objetivo de asustar al espectador.
Afortunadamente, esta flaqueza no disminuye la tensión narrativa que mantienen el interés de la audiencia.
Por sobre cualquier observación, El Silbón tiene el gran valor de retratarnos al llevar al formato audiovisual, de manera respetuosa, convincente y bien lograda en lo técnico y artístico, una de las más emblemáticas y espeluznantes leyendas del acervo oral venezolano.
El Silbón se puede ver en 16 salas de Caracas y otras 31 de Los Teques, Guatire, Valencia, Maracay, Maracaibo, La Costa Oriental del Lago, Barquisimeto, Puerto Ordaz, Puerto la Cruz, Barcelona, Lecherías, Pampatar, El Tigre, Maturín, Puto Fijo, San Cristóbal, Mérida, Barinas, Trujillo, Valle de la Pascua, Cumaná y Puerto Cabello.