El hecho transcurrió pocos minutos después de las 12 de la noche, Christopher comía uvas y veía junto a sus padres los fuegos artificiales. Los familiares de la víctima cuentan que en medio de las explosiones el niño se desplomó y no entendían que había pasado.
Su padre pensó que se había ahogado con una de las uvas e intentó darle respiración boca a boca para reanimarlo. En un momento el niño reaccionó y de inmediato lo trasladaron hasta la Clínica Loira, pero fue ingresado sin signos vitales.
El pequeño presentó una herida por arma de fuego en la cabeza que le causó una muerte cerebral. A sus cuatro años era integrante del equipo de fútbol del colegio San Agustín, ubicado en El Paraíso.
Los familiares de la víctima piden a las autoridades que se investigue el hecho.