Home Gente de mi pueblo Nieves Acosta de Pinto: Otra matrona zaraceña que se marchó al infinito

Nieves Acosta de Pinto: Otra matrona zaraceña que se marchó al infinito

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Nieves Acosta de Pinto

San Juan de los Morros.- El viernes 27 de abril dejó de existir en el hospital Willian Lara de Zaraza, otra de fundadora del caserío La Piedra, jurisdicción del municipio Zaraza, muy cercano a Palmarito, lugar donde nació y se crió quien suscribe esta nota. Se trata de doña Nieves Acosta de Pinto, ella se durmió en la paz del Señor, luego de haber sufrido un Accidente Cardiovascular (ACV). 

Una cantidad de recuerdos se me agolparon en la mente cuando supe la noticia de la despedida eterna de aquella mujer tenaz para levantar una familia en medio de tantas dificultades y carencias económicas, pero abundante amor.

Cuando pequeño, muchas veces pasé por su casa en compañía de mi padre, también fallecido, y aunque era una persona de poco hablar, siempre fue muy precisa a la hora de comunicar sus ideas. Crió un cuadro de familia bastante grande, junto a su compañero de toda la vida, Cleofe Álvarez.

Rememoro además que el conuco donde yo trabajaba con mi padre, estaba situado en el caserío La Eugenia, muy cerca de Quebrada Honda, camino obligado por donde pasaban las personas que de La Piedra se dirigían al pueblo. Por allí pasaba gente a pie, a caballo o en burro, por allí también transitaba Nieves y sus hijas, unas muchachas que en su época eran la flor de los llanos, por sus bellezas  naturales.

En tiempos de invierno, para no “embarrialar” los zapatos, pasaban todas ellas descalzas o en alpargatas, luego al llegar a la “carretera negra”, se “emperifollaban” y se “ajilaban” rumbo a Zaraza en cualquiera de las camionetas de pasajero que venía de Cigarrón o de Tucupido. En la tarde, cumplían el mismo ritual, pero al revés.

Cuanta admiración para esa gente que nunca abandonó sus querencias, su tierra, su gente. Hasta el último momento de vida, Nieves vivió en el campo, rodeada del amor de sus hijos ya mayores también, nietos, bisnietos y tataranietos, porque ella vivió lo suficiente para conocer mucha de su descendencia y disfrutar del sano calor familiar.  Que Dios la tenga en su seno y brille para ella la luz perpetua.

El Tubazo Digital

Ramón Figuera

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