PILAS / Así “aliñan” el café los bachaqueros en Guárico

San Juan de los Morros.- Cuando las leyes no se aplican correctamente, la anarquía reina en lugar del orden y la paz. Algo así está ocurriendo en las calles del municipio Roscio donde cada quien arma su “tarantín” donde quiere y expende productos sin ningún tipo de control sanitario ni vigilancia de las autoridades locales.

Son muchas las quejas de la gente, cuando a la hora de adquirir una mercancía les meten “gato por liebre”. Uno de los productos con que más engañan a la población es con el café y eso que algunos lo muelen “allí mismito”, frente a los compradores.

 Existen muchas maneras de alterar el café, unas muy simples y otras más sofisticadas para seguir esquilmando el escuálido bolsillo de los venezolanos. Una de las formas es que lo usan y la borra que queda, la secan en un paño, la pasan por un colador y la echan de nuevo en los empaques.

 Algunos más ingeniosos se proveen de una selladora que es como una plancha de esas con las que se cierran las bolsas de los tostones. Es una máquina que con el calor vuelve a cerrar las bolsas y parece que nunca han sido abiertas.

Otros inescrupulosos ligan los granos molidos de café con maíz tostado y en ocasiones, les pueden añadir unos de quinchoncho.

Guárico

En la capital guariqueña, el reconocido poeta y educador Landis Álvarez, afirmó que en las adyacencias del supermercado Día a Día, “está una buhonera que vende un café que parece que agarró los palos más podridos de la selva amazónica, los molió con tierra, los mezcló con carbón, y los metió en una bolsita plástica transparente”. Finaliza diciendo “es el peor café que he bebido en mi vida”.

Por su parte, Ludmila Martínez, dijo que compró uno cerca de la sede del partido Acción Democrática “y al tercer día me dio un dolor de cabeza muy grande, me vendieron harina por café”, al igual que Landis Álvarez, también afirmó “es el peor café que he bebido en mi vida”.

Sobre este tema, Inés Olidia Vargas Tiape, afirmó que compró un café donde lo adquirió Ludmila y recalcó que a nadie le gustó, “mi hijo sobre todo que me dice: madre, ese café es más negro que mi alma”, finalmente agregó “es de verdad pura harina”.

El Tubazo Digital – Ramón Figuera