Así lo asevera un estudio de la Universidad de Arizona del Norte desvelado a primeros de este año por el doctor Slobodchikoff. Él y su equipo han estado trabajando durante meses en un instrumento basado en inteligencia artificial y que aprenderá de las vocalizaciones del perro y lo traducirá al inglés.
Slobodchikoff lleva más de 30 años estudiando e investigando cómo se comunican los perros de las praderas, y ha sido capaz de ayudar a crear la IA que ayudará a los amantes de los perros a comunicarse con sus mascotas.
¿Y cómo ha construido Slobodchikoff el instrumento que nos permitirá saber lo que quieren nuestros perros cuando nos miran o mueven el rabo o colocan sus orejas de una u otra manera? Gracias a un algoritmo que convertirá la vocalización de un perro al idioma de Shakespeare.
Según Slobodchikoff los perros de la pradera que lleva tres décadas estudiando hacen ladridos agudos cuando están en peligro, e incluso puede comunicar con su particular forma de lenguaje el color de la ropa de una persona.
Para descubrir esta evidencia Slobodchikoff y su equipo de científicos se pasaron miles de horas observando vídeos de los diversos tipos de ladridos hechos por los perros de las praderas. Y aprendieron de las imágenes de la misma manera que la inteligencia artificial y el machine learning aprenden.
A partir de aquí, los científicos de la Universidad de Arizona del Norte crean la empresa Zoolingua, cuyo objetivo es el de desarrollar la tecnología necesaria para que las personas se comuniquen con sus mascotas, lo que podría permitir hablar con todo tipo de animales y no sólo con los perros.
Slobodchikoff cuenta, ante su descubrimiento y la tecnología que está explorando para que las personas puedan comunicarse con sus perros, que “si podemos hacer esto con perros de las praderas, sin duda podremos hacerlo con perros y gatos”.
También en la Universidad de Washington y en el Instituto Allen de Inteligencia Artificial se están entrenando redes neuronales para predecir e interpretar el comportamiento de los perros. Y los resultados señalan que los animales podrían ser una fuente de datos para entrenar, además, sistemas de inteligencia artificial para que piensen como un perro.
Y para obtener estos resultados montaron una cámara GoPro en la cabeza de un perro, al que además colocaron sensores en sus piernas y en el cuerpo, para capturar como caminaba, jugaba o buscaba algo en el parque.
Se grabaron alrededor de 380 vídeos de todo ello, y con la información capturada los investigadores analizaron el comportamiento del can con tecnologías de deep learning o aprendizaje profundo para extraer patrones a partir de los datos y entrenar así a la red neuronal.
Los investigadores de la Universidad de Washington y del Instituto Allen certificaron con esta investigación que “los perros demuestran claramente inteligencia visual reconociendo la comida, los obstáculos, otros seres humanos y animales, por lo que una red neuronal entrenada para actuar como un perro muestra la misma inteligencia”.
Fuente
Juan Carlos F. Galindo