Rafael Álvarez: Maestro del Arpa

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San Juan de los Morros.- En un rincón de la Casa del Artesano de la capital guariqueña, y precedido por magníficas manualidades, nos llega el sonido de un arpa llanera y una voz que con firmeza y cariño corrige, da instrucciones. El Maestro Silverio Rafael Álvarez Carrillo, conocido artísticamente como Rafael Álvarez, es un hombre a primera vista de poco hablar y sencillo en el mejor sentido de la palabra, pero una vez adquirida confianza y tocado el tema de la música, resulta en extremo gratificante escucharle.

Nació en San Francisco de Macaira, Estado Guárico, el 3 de enero de 1945. De cómo se inició en la música, nos dice que “desde niño, el que va a ser músico anda entrometiéndose en la vida de los músicos, que si quitándole las maracas o el cuatro”, y que aún a pesar de regaños y advertencias, él no fue la excepción. Sin embargo, en el diciembre de sus seis años de vida, obtuvo su primer instrumento musical: un cuatro, el cual, fue, sin saberlo, el último regalo de navidad que recibiría de su madre, quien fallecería al año siguiente.

Una vez obtenido un instrumento, Rafael fue donde su padrino Tulio Castillo, quien era director de la Banda de Altagracia de Orituco, y le pidió “padrino, tengo un cuatro, hágame un método”, pero nunca vio dicho método ni fue enseñado por ese padrino, lo cual, nos cuenta fue el primer hecho que le inspiró para eventualmente convertirse en educador musical.

Fue un tío político quien le dio sus primeras lecciones de arpa, aunque al principio puso peros diciendo “no chico, que esta es mirandina”, a lo que Rafael, ansioso de aprender, respondió “no importa, eso es arpa, uno después agarra la criolla”. El cuido que su tío daba al arpa, cubriéndola con una colcha para que nadie mas la tocara cuando estaba en el trabajo, fue otra de las cosas que lo motivarían para dedicarse a la enseñanza en lugar de andar de parranda en parranda.

Pasan los años, y durante unas fiestas patronales en Altagracia de Orituco, luego de observar sus habilidades, se le acerca Rigoberto Valera, arpista de uno de los grupos que se presentaban, y le invito a irse de gira con el grupo, y Rafael, sin dudarlo demasiado y luego de despedirse de su familia, acepto irse a Caracas.Tenía dieciséis años en aquel momento. Pasa cerca de cuatro años en la capital, durante los cuales conoce a maestros de la talla de Inocente Bello, director de la Academia “La Criollita”, el cual le ofrece trabajo como profesor de arpa, con dos clases a la semana, con las cuales ayudaría a la academia y empezaría a pagar su primera arpa propia.

Fue en esas andanzas por la academia cuando conoce a Oswaldo Morales, quien en una oportunidad se acerca y le dice “mira chico, quiero grabar un disco, y necesito un arpista nuevo, joven”, y el joven Álvarez, sin ambiciones de fama, pero con las ganas de aprovechar oportunidades de expresión artística, aceptó. Así grabó su primer LP, titulado “La India Maribí por una de las canciones que contenía, letra y música directo de la cabeza y el sentir de Alvarez. La canción se mantiene hasta el día de hoy como referencia de belleza entre familiares, amigos y conocedores, todo un poema.

Años después, luego de estudios, trabajos, grabaciones y toques diversos, viene a San Juan de los Morros a visitar a una hermana que se encontraba enferma. El gobernador de turno, José Ignacio González Aragort, quien en ocasiones anteriores le había escuchado tocar en su finca de Zaraza, lo manda a llamar con urgencia y le comenta “te necesito para mañana, mañana arranca una delegación para Mérida, al 1er Festival Nacional de Arpa, y usted es mi arpista”.

Rafael solo había venido a visitar a un familiar enfermo, por lo que no cargaba ni su instrumento ni ropa extra, pero el gobernador no acepto un no por respuesta, y se comprometió a conseguirle todo lo que necesitara. Así, el joven arpista se encontró camino a los andes. Esta fue ocasión para que un Rafael Alvarez aún joven, demostrara no solo su habilidad, sino también su ingenio, ya que cualquier canción que intentara, sería prácticamente una improvisación.

En el trayecto de ida, repasaba mentalmente las piezas que podría interpretar, hasta que dio con el recuerdo de “Ziruma”, composición del Maestro Hugo Blanco, y a pesar de estar hecha para otro instrumento y estilo de interpretación que el suyo, asumió el reto, y ya para el primer día de competencia, tenía hecho un arreglo para arpa de “Ziruma”. El resto de la competencia resulto positivo, realizando incluso otro arreglo mas a la pieza el día de la final,  trayendo a Guárico el primer lugar en el I Premio Nacional de Arpa, “el primero y el único que se ha hecho” según sus propias palabras.

De ahí en adelante este hombre no hizo sino cosechar éxitos y consolidarse como aquello que desde niño soñaba: ser maestro de arpa. Suyos son distinciones como el Primer Lugar en Festival Internacional de Folklore realizado en Miami en 1985, la Orden Don Ricardo Montilla de 1989, y otras tantas. Jubilado desde 1999, y casado desde hace un buen tiempo con la también ilustre cultora Doña Berta Pérez de Álvarez, El Profesor Silverio Rafael Álvarez Carrillo es patrimonio cultural no solo del estado, sino de la nación entera. Nos sentimos en extremo orgullosos de que fueran sus brazos los que nos sostuvieran al momento de sumergir la frente en la Pila Bautismal hace ya más de dos décadas.

Pasante ECS/Unerg

Diego Ranuárez

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