Se estima que unos cinco millones de venezolanos han emigrado en los últimos cuatro años, y continúan haciéndolo, según el economista Aldo Contreras, la mayoría de ellos envía remesas a sus familias y el 80% de esas remesas llegan a Venezuela desde Norte de Santander.
“La prohibición que existe en el país para recibir encomiendas y envíos de dinero desde el exterior, ha convertido a Cúcuta en el centro de los envíos de remesas de los venezolanos en el exterior; la mayoría de estos envíos no superan los 200 dólares y tienen una media de 100 dólares, que aunque en la mayoría de los países no representan una gran suma de dinero, para los venezolanos, al convertirlos en bolívares les representan unos 29 salarios integrales, una cifra que ninguna persona podría obtener trabajando en Venezuela”, dijo.
Destacó que aunque el monto por remesa no es exacto, se estima que en el 2017 entraron a Norte de Santander y especialmente a Cúcuta de 1.200 a 1.500 millones de dólares, producto de las remesas que reciben los venezolanos de sus familiares en el extranjero.
Eso llevó –asegura el experto– a que a principios de 2018 el presidente Nicolás Maduro decidiera reactivar el Dicom y pedía a los familiares enviar sus remesas a través de este sistema. “Sin embargo, como el Dicom no reconoce el tipo de cambio real del mercado, sino que se maneja aún como una divisa controlada, no resulta atractivo, pues nadie va a enviar remesas para ser cambiadas a una tasa Dicom de 25 mil bolívares por dólar o 30 mil bolívares por euro, mientras en el mercado paralelo estas divisas se pagan por diez veces ese valor”.
Según Contreras, estas remesas están beneficiando la balanza de pagos de Colombia, en vez de beneficiar la balanza de pagos de Venezuela, “pues existe un Banco Central que ha decidido darle la espalda a esta entrada de divisas, que bien pudiera dinamizar el mercado nacional, mientras insiste en un sistema de control de cambio que acaba de cumplir quince años en Venezuela”, apuntó.
¿Cómo invierten los venezolanos?
El economista explicó que aunque la mayoría de las remesas están destinadas a suplir las necesidades alimentarias de las familias, también hay un pequeño porcentaje que se destina a la compra de bienes inmuebles y automóviles, que constituyen el sistema de ahorro de los migrantes con planes de retornar a su país en el futuro.
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Con información de La Opinión