Pese a la derrota en la consulta sobre la reforma en 2007, Chávez continuó con sus cambios en materia económica, política y social que lo llevaron a crear nuevos programas asistenciales y Cabezas, después de ser una de las principales voces del gabinete económico, salió de la esfera gubernamental.
A lo largo de estos años y después de su salida del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv) en 2016, ha sido uno de los que más ha cuestionado la política económica del Gobierno de Nicolás Maduro y en una entrevista con BBC acusó, como lo han hecho la mayoría de los economistas independientes del país, acusó al Ejecutivo de ser el responsable de la hiperinflación que afecta a los venezolanos.
“Es una tragedia social que el Gobierno (de Maduro) no reconozca la hiperinflación y no convoque al país nacional a superarla. Es urgente, por razones humanas y económicas, detenerla. Si el Gobierno y el Banco Central de Venezuela (BCV) continúan en la omisión, la hiperinflación puede fácilmente superar al mes de diciembre, el 60.000%”, dijo en la entrevista que concedió al periodista Gustavo Ocando Alex para la BBC Mundo.
Señaló que el principal responsable es el BCV por emitir dinero electrónico sin respaldo y por el control cambiario que el Gobierno insiste en mantener, después de 15 años de su implementación tras el paro petrolero de 2003, además de la caída de la producción petrolera y, con ella, la de Producto Interno Bruto (PIB).
Para Cabezas “la política cambiaria adelantada por este Gobierno fue el detonante mayor. Al no corregirse a tiempo el gigantesco diferencial cambiario de hasta tres precios oficiales del dólar, se destruyó la conformación de estructuras de costos en la industria, agroindustria y el comercio importador”.
Aunque dijo que desde 2016 recomendó simplificar el control cambiario para implementar una sola tasa, este planteamiento y otros fueron desechados porque los consideraron “neoliberales“.
También cuestionó que Maduro y su equipo, en vez de buscar salidas claras, se dediquen a perseguir a los empresarios y a cerrar empresas con un batallón de fiscales en la calle, lo que en vez de solución trae mayores complicaciones.
“Pensar que puedes corregir la grave distorsión de precios relativos con miles de fiscales en las calles, cerrando establecimientos y privando de libertad a empresarios o comerciantes no sólo es ineficaz y absurdo, se volvió contraproducente. Generó más desabastecimiento y especulación“, dijo.
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