Según ha reportado la web especializada The Register, los efectos aún se están evaluando, aunque las primeras estimaciones aseguran que las computadoras irán entre un 5 y un 30% más lentos, dependiendo de la tarea que desempeñen y del modelo del procesador.
Esto es consecuencia de la solución: Microsoft y Apple ya han anunciado que trabajan en una actualización software de sus sistemas, pero, al ser un fallo de diseño del chip, este “parche” provocará la ralentización de los dispositivos.
Claves y acceso a programas
Este problema afectará a la seguridad de los equipos. El fallo está en el hardware de Intel x86-64, y no puede arreglarse con actualizaciones de su microcódigo.
Concretamente, influye sobre el kernel, que protege información clave como las contraseñas de la computadora o el acceso a los programas. Cada vez que realizamos algún trabajo de cierta importancia (tan rutinario como modificar documentos o crearlos), los programas tienen que acceder de forma temporal al kernel de Windows, Linux o macOS, acción que realizan cediendo al procesador (CPU) acceso temporal a ese kernel.
Se produce en ese momento lo que se conoce como transición entre modo de usuario y modo kernel. Sin embargo, un fallo en los chips de Intel deja al descubierto partes de ese proceso que, en teoría, debe ser seguro.
Así, no quedaría otra que actualizar los sistemas operativos para evitar que tu computadora deje de funcionar o que quede expuesto a ciberataques. Las actualizaciones del software arreglarían este extremo pero, a cambio, provocarán la ralentización de los equipos. La otra opción: comprar un nuevo procesador sin este error, aunque habrá que esperar a que Intel arregle el procesador y dé detalles acerca del impacto de este fallo o comprar uno de la competencia.