De acuerdo con los datos del MAT, la superficie y la producción de frutales lo domina en un 70% el plátano, cambur, y naranja, seguido con un 20%, por la piña, lechosa, aguacate y mango, y el otro 10% lo nutren, en su mayoría, frutales criollos como parchita, guanábana, guayaba, y níspero, producidos en su 80% en el Zulia.
La Confederación Nacional de Asociaciones de Productores Agrícolas (Fedeagro) registra para el 2015 unas 235 mil hectáreas sembradas de frutales.
“¿Por qué el país no ha potenciado como debe la siembra de frutales?, pues el escaso empleo de una tecnología adecuada, un pobre manejo agronómico, ausencia de normas de calidad, altos costos de producción, en comparación con las frutas importadas, y falta de integración entre Estado, productores e investigadores, han limitado el despegue de la fruticultura nacional”, afirmó Gustavo Rodríguez, experto en frutales y profesor de la UCV.
El doctor en horticultura, Jesús Aular Urrieta, señala que las grandes unidades especializadas en una o dos frutas, con aplicación de alta tecnología y mano de obra calificada, son pocas; mientras que la mayoría de los cultivos de frutales se caracterizan por el uso de mano de obra familiar y bajo nivel tecnológico.
El especialista en fruticultura, Luis Avilán Rovira, está convencido de que el país no tiene restricciones para la producción de frutales. “Ésto es una ventaja si nos comparamos con Chile, que aunque ha tenido un auge extraordinario en la fruticultura, los productores tienen que esperar hasta un año y hacer uso de grandes herramientas, como ventiladores y mecheros, para que las plantaciones no se mueran por el efecto del frío”.
Rodríguez también coincide con Avilán y reitera que “Venezuela tiene todas las ventajas para producir frutales. Nosotros tenemos frutas altamente competitivas por las condiciones edafoclimáticas del país, como el cambur, plátano, piña, mango y lechosa”.
No siempre el escenario frutícola nacional fue desalentador. En la década de los años 80, Venezuela fue pionera en exportación de mango en el mundo, y estuvo entre los cinco principales países exportadores.
José Vera, quien fue productor-exportador de mango en Anzoátegui, acota que el mercado internacional es más exigente que el interno, “por lo que el manejo agronómico para exportación es más tecnificado con una mayor aplicación de insumos”.
Asimismo, hasta el 2006 el país fue exportador de plátano. Según la Red Internacional para el Mejoramiento del Banano y Plátano (Inibap, siglas en inglés), Venezuela ocupaba el cuarto lugar dentro de los cinco principales países exportadores del mundo, aportando el 7,7% de la producción. Actualmente, sigue exportando cambur; pero en baja cantidad, y el plátano se destina en su totalidad al mercado nacional.
Avilán sostiene que “los venezolanos vemos mucho la producción hacia afuera de la fruta, y nos olvidamos de la potencialidad de nuestro mercado interno. Los turistas cuando vienen al país quieren consumir nuestras frutas; pero, tenemos frutales criollos que no explotamos, como la cereza, el merey, guanábana, o el mamey”.
Dado el amplio potencial agrícola que existe en el territorio, los frutales se perfilan como un alto reglón generador de empleo e ingresos, y además, se convertirían en el principal producto no tradicional de exportación.
Fuente