Más de cincuenta años hacía de este desplazamiento de los ganados, por sí solos, siguiendo itinerarios impuestos por la recia bipolaridad del clima llanero. De manera tal que buena parte, si no toda de la movilidad humana de entonces, en la zona, estaba sometida a ese vaivén.
Necesitaron los misioneros asimilar tal dinámica para orientar sus afanes de asentamientos. Ya que varios intentos habían sido infructuosos ante un péndulo que Gallegos describe de la sequía a la inundación y de la inundación a la sequía. Quizá la causa de la desaparición, por ejemplo, del pueblo de Jesús de Nazareno de Calabozo fundado en 1695 por los misioneros capuchinos.
Sus indios lo dejan y persisten ruinas del templo y las casas ante los escasos transeúntes que trafican el lugar. Así que el Marqués de Mixares, heredero de Las Laxas al norte de tales vestigios, en 1710, cuando solicita del Rey dichas tierras, declara que “asía el sur no hay otro hato por ser la tierra útil que hay para pasteadores de mis ganados…”.
Lo habitaban las reses. Bien dice Ezequiel Martínez Estrada que ellas no necesitan población. Ellas mismas son población: “Llano adentro hasta el Río Apure”, y el otro lado del río Portuguesa “boca del Río de Guanare y Caño del Frío, y Laguna, que llaman de Altagracia”, expresa el Vicario de San Carlos de Australia, haber visto en 1714 “más de Doscientas mil Reses, y es la razón, que en la tierra no había más que Indios silvestres, y no habían bajado a estas partes hasta entonces ninguna persona, y Dueños de Hatos, que los primeros fuimos nosotros, y era la razón de haber tanto ganado, hasta que se descubrió, y bajaron los Criadores de Caracas, y lo gastaron sus Mayordomo, sus negros y concertados, y demás allegados, como lo hacen hasta Hoy…”
Fe que da en septiembre de 1724, en defensa de las dos misiones de indios erigidas por los frailes capuchinos Salvador de Cádiz y Bartolomé de San Miguel en ese “sitio de Calabozo” y en apoyo de la fundación de un pueblo de españoles que sirva de resguardo y conservación de tales misiones.
Un recorrido que debió hacer en verano. Aunque estas parcialidades guaiquire, mapoya, tamanaco, otomaco, abarecoto y güire, que parten hacia el norte, desde las riberas del Orinoco, quizá emigraron en el invierno de 1722. El Gobernador Diego Portales de Meneses los persuade para que se cristianicen, pero la marcha pudo coincidir con el retorno de las reses, evadiendo el aniego.
Y los misioneros van del Alto Llano a su encuentro y los conducen a este sitio, que quizá conocen, por la firme voluntad de hacerlo su comarca definitiva. Suceden amenazas y doscientos optan por “sus montes “ aterrorizados del recaudo que les manda el maestre de campo don Mateo Blanco, prometiendo quemarles las casas y llevarlos amarrados a la ciudad de Caracas por orden del Gobernador”.
Pero no se arredran los frailes y en abril de 1723, para siempre, instalan sus dos misiones de Nuestra Señora de los Ángeles y de la Santísima Trinidad.
Y aún más: “siendo necesario para la conservación de dos pueblos de naturales el abrigo y cercanía de los españoles libró su despacho El sr. Don Diego Portales Meneses Gobernador y Capitán Gral de esta Provincia para que podamos fundar un pueblo de españoles en el sitio de Calabozo fuera del término de la legua concedida a cada pueblo de naturales…
Doce españoles pioneros secundando a los frailes que acompañan los indios que van por el mismo camino de las reses: el alférez Marcos Milano, de 44 años, el capitán Juan Ignacio González, de 57, el alférez Juan Antonio Ladrón de Guevara, de 64, y nueve más, que dejaron para la posteridad su testimonio de que en este año de veinte y cuatro el día primero de febrero entre todos doce, en nombre de su Majestad y en su real nombre pusieron una cruz en el sitio donde pretenden hacer la población para la guarda y custodia de los indios y que para hacerlo con todos los fundamentos llamaron al padre fray Salvador de Cádiz como Vicario de dichas misiones para que bendijese el dicho sitio y la primera piedra que se levantó para la fundación del templo como lo hizo…”
Y he aquí que los temerarios hateros arremetan también contra aquellos “españoles pobres… Pero el gobernador de Venezuela demarca tierras para dichos vecinos “cinco leguas en derredor, y levantados los autos de fundación, los envió al consejo en 1726 para su aprobación. Y fue el inicio de Nuestra Señora de la Candelaria de Calabozo desde ese otro verano de 1724.
Foto de Arturo Álvarez D´Armas al sur de Calabozo
muy buena su documental sobre nuestro asevo en cada municipio felicitaciones profesor atte ing pedro rojas hijo del prof noel lugo