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Alexis Rosas / La Hora 25

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Película de 1967, con Anthony Quinn y Virna Lisi en los papeles de Janitz Morin y su esposa Suzanne. La hora 25 retrata la historia desafortunada del pobre Morin, casado con una belleza a quien pretende el jefe de la Policía del pueblo, en la Rumania en manos de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.

Con la idea de quedarse con la mujer, el policía denuncia que Morin es judío y este es detenido y llevado a un campo de concentración donde clama ante las autoridades que no es judío sino cristiano ortodoxo, lo que le ocasiona inconvenientes con los judíos del campo.

Un buen día, Morin escapa con algunos judíos, pero cuando llega a un campamento donde estos son acogidos, es nuevamente detenido y los judíos no lo apoyan por haber renegado de ellos.

Sin embargo, un nazi experto racial se da cuenta de que los rasgos del hombre difieren de los judíos y lo somete a una prueba de arianismo, la cual da como resultado que Morin es de una raza aria poco común.

Por eso, lo sacan en la portada de la revista Signal de los nazis como un ejemplo de las características de esa raza. En la foto, Morin aparece sonriendo porque el fotógrafo le ha pedido que lo haga. Entonces, Morin es designado por los nazis para cuidar el campamento donde antes estaba prisionero.

Los rusos invaden Rumania y uno de ellos viola a la esposa de Morin, mientras los estadounidenses liberan el campamento y Morin es nuevamente apresado por aparecer como representante de la raza aria en la revista. O sea, Morin es apresado por ser judío y, después, apresado por ser nazi.

Sometido a juicio, una carta de su esposa contando lo que ha pasado, incluso la violacion de que ha sido víctima, es tomada como prueba de la injusticia que se ha cometido en su caso y es liberado. El final es muy dramático y dan ganas de llorar .

Este drama viene a cuento por lo que está pasando en Venezuela, donde la intolerancia ha copado los espacios de la sindéresis y nos está llevando por caminos impredecibles.

Ahora resulta que nadie votó por Chávez ni por Maduro y todo aquel que huela a izquierdismo debe ser pasado por las armas. Chávez llegó a tener casi 60% en las elecciones, con votos de gente que antes sufragaban por Copei y AD.

Ahora, muchos de estos se devolvieron y están contra los chavistas de tal forma que insultan sin consideración alguna a quienes alguna vez ocuparon cargos en los veinte años precedentes, y lo hacen con el mayor desparpajo del mundo.

Es lo que ha sucedido con Eduardo Manuitt, el exgobernador de Guárico, y con Gabriela Ramírez, ex-Defensora del Pueblo.

Manuitt fue el único político de este país que le ganó una elección a Chávez, cuando se produjo la relegitimación de autoridades el año 2000 y triunfó por encima del candidato del chavismo.

Después, se negó a formar parte del PSUV y finalmente se distanció del “proceso”, hasta que Chávez, que no aceptaba que nadie se le enfrentara, ordenó enjuiciarlo. Manuitt, como Morin, pasó a ser enemigo de los chavistas,y tuvo que irse del país hacia Costa Rica donde se le dio la condición de refugiado.

El 30 de abril, cuando Guaidó se alzó contra Maduro, en las redes sociales se dijo que Manuitt estaba detrás del alzamiento. Entonces fue denostado por los chavistas y elogiado por los partidarios de Guaidó. La semana pasada se dijo que había sido detenido en Costa Rica y, sin investigar, sin preguntar, las mismas personas que lo elogiaban se fueron contra él.

Los opositores lo acusaban de chavista y los chavistas lo insultaban como opositor, tal cual sucedió con Morin en la película in comento.

Eso mismo está pasando con Gabriela Ramírez. Distanciada de Maduro, hizo graves denuncias contra este, por lo que sus antiguos compañeros se declararon enemigos suyos y, ahora, cuando se ha sabido que está viviendo en España, donde trabaja en un restaurante, los opositores la insultan diciéndole que lo tiene bien merecido por “ser cómplice de los crímenes de la dictadura”.

Ella ha pedido perdón, ha dicho que se equivocó, que por eso salió del “entorno criminal del gobierno”, y ha dicho, angustiada, “¿Qué debo hacer? Ya he pedido perdón, he denunciado los crimenes de Maduro, y siguen criticandome”.

Estoy seguro de que muchas de las personas que incurren en tales desafueros en las redes sociales aplaudieron medidas antidemocráticas como el cierre de RCTV, y con el tiempo, como han hecho millones de ciudadanos, se distanciaron de ese inviable proyecto.

Ahora critican lo que antes hicieron, y no por eso voy a insultarlas. Simplemente, la vida es así: vamos creyendo en gente que nos decepciona, nos casamos y nos divorciamos, somos ateos hasta que descubrimos a Dios, creemos que alguien es malo hasta que descubrirnos sus bondades.

Nelson Mandela era marxista, Rómulo Betancourt fue fundador del Partido Comunista de Costa Rica, y ambos caminaron después el sendero contrario. Betancourt dijo, “Este país que es de todos, debemos hacerlo todos”.

Y Mandela, preso injustamente durante 27 años, llamó a los perseguidores de su raza a formar gobierno cuando fue electo presidente de Suráfrica. Mucho antes, durante el juicio donde se le condenó, había dicho:
-He anhelado el ideal de una sociedad libre y democrática, en la que todas las personas vivan juntas en armonía y con igualdad de oportunidades. Es un ideal por el que espero vivir y que espero lograr. Pero, si es necesario, es un ideal por el que estoy dispuesto a morir.
No triunfan los que se dividen entre sí. Triunfan los que unen a aquellos que quieren dividirse.
Bolívar, moribundo, lo dijo:
“Uníos, uníos o la anarquía os devorará”
¡Qué vaina!, ¿no?

Alexis Rosas

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