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Edgardo Malaspina / Ernesto Luis Rodríguez: El último juglar

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ernesto luis rodríguez

1.- Ernesto Luis Rodríguez, el bardo popular venezolano más destacado de la segunda mitad del siglo XX, nació en Zaraza (Edo. Guárico)  el 29 de febrero de 1916 y murió en Caracas el 24 de octubre de 1999.  

 Publicó 12 libros de versos, ganó en más de 30 concursos para letras de himnos de institutos universitarios, militares, deportivos y municipales; entre ellos los de la Universidad de Carabobo, Universidad Metropolitana de Caracas, Universidad Experimental de Guayana, Facultad de Agronomía de la UCV, Escuela superior del Ejército, Escuela de Aviación Militar, Escuela Náutica de Venezuela, Colegio Universitario Fermín Toro de Barquisimeto, Infantería de Marina y de los Municipios Chacao y Baruta.

Recibió numerosas órdenes y condecoraciones. Sus letras fueron llevadas a canción por Juan Vicente Torrealba, Serenata Guayanesa, Hernán Gamboa y otros. Sus versos  han sido declamados por Victor Morillo, Balbino Blanco, Oscar Martínez, Pancho Pepe Cróquer y Luis Edgardo Ramírez .

 Escribió para Fantoches ,La Verdad, Elite, 2001, El Mundo, La Esfera, El Universal, El Nacional, El Camaleón y muchos diarios de provincia.

Fue secretario de la Jefatura Civil de Zaraza, presidente del Concejo Municipal de San Juan de los Morros y representó al Estado Cojedes como senador. 

2.– Desde los ocho años recitaba los versos de Julio Flores y Pércez Bonalde. Pero su inclinación hacia la lírica proviene de su entorno familiar: su propia madre solía escribirle  consejos en forma de versos rimados, su padre le escribía versos para que él los publicara con su nombre y su madrastra le obsequió una máquina de escribir en la cual aprendió el oficio con un método de mecanografía, y esta será su arma fundamental a la hora de plasmar sus estrofas que lo harán famoso.

 A los trece años ELR abandonó la escuela para jamás volverla a visitar. Los bancos de la escuela quedarán para el recuerdo y la inspiración poética. Desde ahora recorrería el mundo para desempeñarse en los trabajos más disímiles hasta convertirse en consumado poeta y llegar afirmar como  Alexéi Maximovich Peshkov , mejor conocido como Gorki , que  sus universidades fueron las calles, el roce con la gente y las experiencias a lo largo de la geografía nacional mientras buscaba su lugar en la vida.

3.- Además de la poesía , otra de sus grandes pasiones fue el periodismo. En Zaraza en los periódicos El Unare y Rasgos escribía versos todos los días. Blas Loreto escribió en la Historia del periodismo en el Estado Guárico: “Rasgos en 1933 brota encendido por la emoción culta y juvenil de Ernesto Luis Rodriguez…”

Con apenas veinte años publica su primera obra poética: Agraz. El libro sale a crédito. Debe vender libros para pagar poco a poco su publicación. Le ofrece unos ejemplares al Presidente del Estado Miranda, el gran escritor Rufino Blanco Bombona, por sugerencia de Leoncio Martínez (Leo). El escritor toma un solo ejemplar pero le cancela el valor de veinte y razona : “Trata de ponerlos en buenas manos. La gente que me rodea ni siquiera conoce mis obras y es un crimen regalar versos para no ser leídos…”

4.– A los diecinueve años en un baile conoció a la Morocha García, quien le inspiró su poema Rosalinda. La expresión  “jugarse a Rosalinda” ha pasado a ser en nuestra lengua sinónimo de echar el resto, jugarse el todo por el todo, tener la esperanza en una última oportunidad.

¡Qué difícil es hacer una innovación en la manera de hablar, un giro idiomático!. Y Ernesto Luis Rodríguez, el hombre que dejo de ir a la escuela y por nada del mundo quiso cambiar su vocación de escritor, un sendero impreciso, por un pupitre que le prometía una segura y cómoda profesión, triunfa montado sobre los lomos de los libros.

5.– Al  revisar someramente los títulos de los poemarios y de los poemas   de ELR se puede concluir que su labor literaria  se corresponde  perfectamente con la de un juglar en su más sublime acepción que consiste en conocer la idiosincrasia de su pueblo, apreciar sus manifestaciones culturales, interpretarlas, escribirlas y cantarlas para dejarlas en la memoria colectiva y sean del conocimiento de las generaciones venideras.

Ya lo dijo Pedro Francisco Lizardo, Premio Municipal (Caracas) de Poesía  en 1959: “Si algún día tenemos que hablar de un juglar venezolano, ninguno con más derecho a este título de tanta verdad y hondura poética como el autor de Pasitrote y Quitapesares”

Edgardo Malaspina

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