Los libros de Vargas Llosa fueron retirados de las librerías chinas, en una acción demostrativa de que el Nobel tiene razón y que los jerarcas maoista-burgueses (¿?) son ese tóxico arroz con mango que consiste en ser comunistas y capitalistas al mismo tiempo (comunismo para los pobres y capitalismo para la nomenkatura ).
De paso diremos que el capitalismo chino es del tipo salvaje, duramente criticado por Marx y Engels en el Manifiesto del Partido Comunista y en otras obras como El Capital.
Por otro lado, los capitostes rojos reaccionan de manera piroclástica cada vez que oyen hablar “del virus chino”: les parece ofensivo.
2.- Con mucha anticipación el doctor Li Wenliang y otros siete colegas alertaron sobre la irrupción de un nuevo virus, cuyos estragos ya habían observado.
Los jefes del partido los sometieron al escarnio público a través de la prensa que comunicó con grandes titulares sobre “Los ocho chismosos” amonestados por “hacer comentarios falsos que perturban severamente el orden”.
Hicieron lo mismo que Stalin cuando encarceló a Vinogradov y otros médicos en el famoso caso del Complot de las batas blancas: los acusaron de traidores a la patria en todos los periódicos.
En realidad Vinogradov sólo había aconsejado un reposo a Stalin por su hipertensión arterial, pero el Sátrapa pensó que quería apartarlo del poder. Hace apenas unas horas el gobierno chino rehabilitó a los ocho médicos y reconoció su error, pero Li Wenliang ya murió, víctima de la nueva enfermedad; y el planeta está en cuarentena.
3.- El zika, la fiebre del Ébola, la fiebre de Lassa o la fiebre hemorrágica venezolana (Guanarito) son entidades nosológicas cuyas nominaciones evocan los sitios donde se originaron; y esto no ofende a los habitantes de esos lugares de ninguna manera. Entonces, ¿por qué no llamar “virus chino” a un agente causal que se originó en China?
4.- Esa denominación ofende nada más a la camarilla china porque les recuerda el error ( con atropello a los médicos incluido) de negar por razones ideológica lo que era obvio y que ha conllevado a la humanidad a esta hecatombe cuyo fin no se vislumbra.
Considero que es correcto, política y científicamente decir “virus chino” (sin amagos peyorativos), porque así queda claro lo que puede ocurrir cuando antepones intereses oscuros ideológicos particulares por encima de conceptos universales como el bien general, que es el último fin como afirmaba Aristóteles; y porque nos orienta para entender la etiología del mal, cuya raíces nos llevan a ciertas prácticas culinarias ancestrales de la región que alteran el equilibrio del reino animal en sus más profundos estratos inmunológicos.