1.- El intento de establecer en Venezuela un proyecto estatista con planificación centralizada fracasó. Maduro en su segundo período de gobierno ha estado apostando a rutas diferentes, pero no ha logrado superar la crisis económica en que nos metió el ensayo marxista.
2.– La oposición, por su parte, tan sólo se limita a la denuncia de los problemas económicos, y su narrativa, al carecer de aspectos propositivos, se torna gaseosa y sin emotividad.
3.- Esta debilidad está a la vista. Frente a la devaluación y la inflación que ha estado afectando a la población en los últimos meses, el liderazgo nacional de la oposición no ha sido capaz de presentar con coherencia un conjunto de políticas económicas que muestren el camino para recuperar con sostenibilidad el ingreso real de los trabajadores del país.
4.– Esta carencia, por razones obvias, también se expresa en la lucha que adelantan los educadores y gremios por lograr que los salarios le pisen los talones a la Canasta Alimentaria Familiar.
5.– En la presente lucha no hay uniformidad en las exigencias al gobierno. Unos solicitan que los salarios se paguen en dólares. Otros hablan de crear una nueva moneda. Aparecen propuestas acerca de indexar el salario al dólar o al petro. Señalan también que la solución es adoptar el dólar como moneda. Algunos exigen incrementar los salarios al nivel de la Canasta Alimentaria. En fin, hemos escuchado exigencias de fijar el salario mínimo en 1000 dólares mensuales.
6.- Y es obvio, que esos gritos de gallera, entre quienes muy pocos saben de economía, no ayudan a consolidar una propuesta seria que frene la depreciación que efectúa la inflación sobre los distintos tipos de monedas que hoy usamos los venezolanos, vale decir: el bolívar, dólar, grama, pesos, real y petro.
7.- La propuesta tiene que uniformar el reclamo en sintonía con el camino que dibuja José Guerra, al estimar los ingresos que recibirá el país durante el presente año, porque todo aumento de salario que no dimane de un incremento en la productividad es inflacionario. Y en esta ruta hay que establecer una exigencia racional al tamaño de los ingresos públicos.
8.- Pero, al mismo tiempo , un liderazgo responsable tiene que exigirle también al gobierno un plan de estabilización macroeconómico que estimule la corriente real de la economía, a través de la inversión pública y privada, para que crezca la producción, el empleo, se estabilicen los precios y aumente el ingreso real de los venezolanos.
9.- La inversión externa es difícil alcanzarla en el corto plazo, por las sanciones y el default que confronta Venezuela, pero el gobierno puede tomar un conjunto de medidas que son de su competencia, que dinamizarían nuestra economía. Y los gremios de los educadores y la CTV tienen que anexarlas a su petitorio, para evitar que la inflación y la devaluación derritan nuevamente las posibles conquistas salariales.
10.– En este sentido, el pliego de peticiones debe contemplar, además del incremento salarial, las siguientes solicitudes: a) simplificación de la perisología para ahorrar tiempo y costo en la apertura de nuevas empresas. b). Racionalización de los impuestos, para eliminar la voracidad fiscal existente, que mantiene el 53% de las empresas operando de manera informal. c) continuar la disminución del Encaje Legal, para aumentar el crédito bancario. d) establecer la Caja de Conversión, para evitar la emisión de dinero inorgánico. e) reprivatizar las empresas que están dando pérdidas. f) impulsar el establecimiento de las Zonas Económicas Especiales. g) garantizar seguridad jurídica, rentabilidad y recuperación del capital a los inversionistas.
11.- En síntesis, hay que presentarle al gobierno las exigencias de un aumento de sueldos y salarios acompañados de un conjunto de medidas que aumenten el PIB y frenen la inflación, para combatir la pobreza y avanzar hacia la justicia social por la que luchamos todos los venezolanos.
Máximo Blanco / *Economista y profesor universitario.
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