El régimen, en 19, años no planificó ninguna obra en materia de Agua Potable y Saneamiento, pero tampoco construyó nada en este aspecto, ya que nunca ha podido terminar el Tuy IV; sólo construyó la represa de Caruachi en el Caroní, como obra nueva, pero ésta asociada a la generación de hidroelectricidad (tampoco nunca terminó Tocoma). De los 86 grandes embalses en Venezuela, todos fueron construidos en la democracia. De esta manera han transcurrido más de 20 años sin que se construyan embalses, acueductos, estaciones de bombeo ni redes, en tanto que la población ha crecido. Hay 5 millones y medio de metros de tuberías que conforman el gran sistema de distribución de agua en la zona metropolitana; estos tubos ya han completado su vida útil y requieren ser reemplazados. El incidente ocurrido hace poco en El Hatillo, en el alimentador sur denominado La Toma, que parecía un río desbordado, obedeció a una falla eléctrica que produjo un vacío en la tubería, la cual al volverse a llenar originó una mayor presión que hizo colapsar las paredes frágiles del tubo. Otro problema que afecta la adecuada prestación del servicio, además de las roturas de las tuberías, de las tomas clandestinas y de que en vez de 400 cuadrillas de mantenimiento atendiendo a la ciudad, existen actualmente 20, es que las sesenta estaciones de bombeo que operan dentro de la ciudad están en condiciones precarias.
Los embalses de la Mariposa y La Pereza, concebidos como reservorios o respaldos para la ciudad en caso de falla en el suministro del Tuy, no funcionan como tales y apenas si proveen muy poca agua. Tampoco nunca se construyeron los embalses de El Encantado, Las Adjuntas y la Dolorita. En el caso de Macarao, no lo pusieron a funcionar.
Pero lo que pone en serio riesgo el suministro de agua a Caracas y que podría generar un colapso es la situación de las grandes bombas electromecánicas que suben el agua desde los embalses del Tuy. De las cuatro estaciones de bombeo del Tuy I, que opera cada una con 4 bombas, sólo uno de estos equipos de impulsión de agua está operativo en cada estación; lo que equivale a que el sistema funcionara con una sola estación. El sistema Tuy II que debe operar igualmente con cuatro estaciones de bombeo, cada una con 6 bombas, cuenta solamente con 3 equipos por estación; lo que implica que en realidad el sistema opera con sólo dos estaciones. El sistema Tuy III, que cuenta con 4 estaciones, tiene la particularidad de que las dos primeras funcionan con 5 bombas antiguas, en tanto que las otras dos tienen 5 bombas modernas. Como estas bombas de una estación a otra tienen que funcionar en paralelo, las nuevas deben operar en forma regulada; es decir, a menor capacidad, lo que dificulta su operación y acorta su vida útil. Este grave problema de operación y mantenimiento de las bombas y las cada vez más frecuentes fallas del sistema eléctrico nacional, presagian un colapso en el suministro del agua a Caracas.
Por último el tema de la calidad del agua no es menos grave. Es obvia a la vista la turbidez del agua que llega a los hogares. Esto se debe al trasvase de líquidos que llegan a Camatagua, desde el Lago de Valencia, a la muy alta contaminación del río Tuy, al mal manejo de las plantas potabilizadoras y a la escasa cantidad de sulfato de aluminio y de cloro que se le añade al agua. Proveer agua en malas condiciones puede dañar la salud de la población, contraviene los derechos humanos y es un delito.
Caracas 29 de Junio de 2018