El proceso de urbanización agrava el problema de la subsidencia, por el peso y la carga que edificios e infraestructuras trasladan al suelo, por la reducción del nivel freático debido a la extracción de agua para consumo humano y porque los embalses reducen el aporte de sedimentos al suelo. El hundimiento de los terrenos se da en cualquier lugar del mundo. Igual ocurre en el Valle Central de California, como en Ciudad de México, pero también en ciudades costeras como Tokio, Osaka, Bangkok, Yakarta, Venecia, o la costa oriental del Lago de Maracaibo.
La subsidencia tiene mayor afectación cuando ocurre en zonas urbanas, al dañar y agrietar las edificaciones y afectar sus cimientos. Ciudad de México, asentada en un antiguo lago, presenta en algunas zonas hundimientos superiores a 12 metros; las principales ciudades costeras del Japón presentan valores superiores a 2 metros, Venecia y Londres son ejemplos de esto en Europa occidental. Paradójicamente, en varias ciudades costeras, más que el aumento del nivel del mar por causa del cambio climático, el problema fundamental lo constituye la subsidencia. Así Yakarta se hunde en promedio 85 milímetros por año, en tanto que el nivel del mar sube en promedio 3 mm/año. Sus problemas son la extracción de agua de los acuíferos y la población: ésta pasó de 0,5 MM en 1930 a 15 MM hoy día, razón por lo cual se ha construido un dique de 30 Km para proteger la ciudad. Algo semejante ocurre en Tokio, aunque en la capital japonesa ya se dejó de extraer más agua del subsuelo de la que entra, con lo cual la subsidencia se estabilizó.
La mejor forma de resolver este problema, cuando es causado por el mal manejo de los reservorios de agua, es logrando un equilibrio entre la cantidad de líquido que se extrae de los acuíferos y la que se recarga en los mismos por la infiltración de agua de lluvia o por la inyección de agua tratada.
La extracción de hidrocarburos por un siglo en el Lago de Maracaibo, ha afectado severamente a la Costa Oriental del Lago. En esta zona de la geografía nacional, ha ocurrido una compactación de los yacimientos causada por la explotación del fluido. El hundimiento en esta zona ha llegado hasta ahora a 7 metros, en los sectores conocidos como Lagunillas, Tía Juana y Bachaquero. Incluso del análisis de la actividad sísmica presente en la zona, se observan eventos que pudieran estar vinculados al proceso del hundimiento. Este fenómeno, además, da lugar a inundaciones y filtraciones de agua, a enfermedades toxicas en los habitantes cercanos a las instalaciones petroleras y a contaminación masiva al ambiente. Para compensar esta problemática, se construyó un muro de 48 Km; pero el gobierno se ha centrado en mejorar el muro en vez de tratar de hallar otras soluciones al problema que ocasiona la subsidencia. El hundimiento del terreno trae numerosos riesgos, como por ejemplo: posibles inundaciones, deterioro de la infraestructura de los servicios públicos, la inseguridad de las viviendas, desmejora de la calidad de vida de todos los habitantes de la zona, e incluso hay riesgo de que las tormentas marinas con su gran oleaje, lleguen cada vez más adentro del territorio.
Miguel Méndez Rodulfo
Caracas, 22 de Junio de 2018