Le bastaron 15 minutos para destrozar las ilusiones de una selección egipcia que nunca fue capaz de inquietar de verdad la portería rival.
El triunfo ruso comenzó con un gol en propia puerta de Fathy, que metió en su portería un disparo desviado de Zobnin. A partir de aquí hubo diez minutos de auténtico ballet ruso, con un excelente gol coral culminado por Cheryshev, que iguala a Cristiano como máximo goleador del torneo.
La recuperación de Salah no fue suficiente. O simulacro de recuperación, porque era evidente que el delantero no estaba en su mejor forma física. Aun así, fue el más peligroso de su selección. Tuvo una excelente ocasión en la primera parte con una rosca desde la frontal, pero el balón se marchó fuera por centímetros.
El egipcio logró reducir diferencias provocando y marcando un penalti que tuvo que señalar el VAR. Pero Salah solo frente al peligro no bastó.
Rusia se mostró siempre como un conjunto mucho más homogéneo. Más rápido e incisivo y, sobre todo, con varios jugadores que pueden crear peligro. Una vez era Cheryshev, otra Golovin o el incansable Dzyuba, que se peleó de lo lindo con la defensa rival antes de marcar un tercer gol extraordinario en acción individual.
El resultado de este martes deja las cosas virtualmente sentenciadas. Rusia estará en los octavos de final, mientras que Egipto ha dicho prácticamente adiós al Mundial. Un empate de Uruguay en su partido de este miércoles frente a Arabia bastaría.
Fuente
Luis F. Rojo