En el capítulo IV de nuestra Constitución referente a los derechos políticos en el artículo 67 se expresa con claridad el legítimo derecho de cada ciudadano venezolano de participar y/o postular sus candidatos a cargos de elección popular.
En la última elección presidencial del 2018 participaron 52 micropartidos de la oposición cada uno con su tarjeta. No hubo acuerdos para apoyar a un candidato por elecciones primarias o por consenso. Esta decisión generó descontento entre los votantes y mayor fraccionamiento por dispersión y anulación de votos, perdiendo una gran oportunidad de lograr el objetivo común: cambio de gobierno.
No podemos evitar que en estos tiempos de pandemia de escasez y miseria debido a conflictos políticos, económicos y sociales, el ciudadano se encuentre en un laberinto de necesidades no satisfechas que le generan frustración convirtiéndose en un ser indeciso y fácil de manipular.
Pero es más triste y lamentable observar que la mayoría de dirigentes y líderes que conforman las directivas de esos micropartidos se preparan para asegurar su inscripción en el próximo CERTAMEN DE EGOS porque saben que los JURADOS validarán su participación sin cumplir con el número de firmas requeridas y verificadas como auténticas, ni con los lapsos para organizar un CERTAMEN de esta magnitud, sin incluir los testigos por mesa y la auditoria obligatoria para los escrutinios.
Es necesario mencionar que algunas organizaciones políticas y de ciudadanos notables han hecho un esfuerzo para lograr esa necesaria UNIDAD, pero los llamados negociadores y colaboracionistas se han opuesto y se ha hecho imposible alcanzar la verdadera UNIDAD.
Los únicos pronunciamientos en masa para defender nuestros derechos establecidos en nuestra Constitución han sido a través de la ABSTENCIÓN que con una mayoría respetable refleja una postura política critica como una denuncia firme y contundente de respetados ciudadanos que no están de acuerdo con la manera decadente de hacer política: egocéntrica, agresiva, excluyente, egoísta, envidiosa, ambiciosa, individualista y genuflexa.
Los dirigentes y supuestos líderes de la oposición han perdido la conexión con los votantes y con el pueblo. No muestran vocación como servidores públicos, no motivan, no generan compromisos con responsabilidad, confianza y perseverancia. No hay transparencia en la comunicación y no se conocen la misión, visión y estrategias para alcanzar como un equipo sólido el objetivo común. Se olvidan de la formación y capacitación de su equipo de trabajo en el debate pragmático que nos orienta a pensar en el futuro, a ser práctico y manejar herramientas para mejorar la calidad de vida de nuestra población.
El científico Arquímedes dijo: “Dadme un punto de apoyo y moveré al mundo”. En este dilema político yo me atrevería a afirmar que ese punto de apoyo para un cambio político: es LA UNIÓN, como lo expresó Simón Bolívar hace 192 años en su lecho de muerte: “Si mi muerte contribuye para que cesen los partidos y se consolide la UNIÓN, yo bajaré tranquilo al sepulcro”.
No pudimos sembrar el PETRÓLEO pero podemos hacer todos los esfuerzos y sacrificios para poder lograr la siembra y cultivo de la UNIÓN.