Esta situación, que afecta a las fuerzas de cambio, debe ser superada por todos los demócratas, sean de partido o independientes. Sin embargo, hay factores que prefieren atizar el desgarramiento interno y que colocados ante la disyuntiva de votar por Henri Falcón o dejar a Maduro, optan por lo segundo.
Este sector de la oposición, en desbandada hacia el pensamiento extremista, necesita la sub-polarización para justificarse. Sus voceros le declaran la guerra a Falcón y la comienzan con falsas noticias en las redes, campañas para decapitar la honra de quienes llaman a votar y la aparición de encuestas de escritorio para demostrar que, ¡Maduro va a ganar!.
La pérdida de confianza y de credibilidad tiene tres fuentes principales. Una, la falta de éxito gracias a la precariedad de la disposición unitaria, el vacío estratégico y los errores. Dos, la separación entre la política y los sufrimientos concretos de la gente. Tres, inflar burbujas de fantasías, aprobando medidas sin capacidad para cumplirlas y alentando expectativas indeseables como un golpe de Estado o la invasión militar.
La pequeña ambición ciega la comprensión de que injuriar a un líder en particular afecta a todo el liderazgo y que la prédica contra el voto socava la democracia que se propone liquidar el actual poder. Los sectores extremistas en la oposición, que están creciendo, complementan la decisión del régimen de cerrar la vía electoral. El peor de todos los errores.
No se lucha predicando que no hay nada que hacer, ni llamando a que no votemos contra Maduro. ¿Que clase de luchadores conducen a la sumisión y a la entrega del voto, sin intentar voltear las trampas del fraude? Los diputados de la AN votaron para castigar la corrupción de Maduro, desestimando las dudas jurídicas sobre ese acto; pero algunos de ellos, ahora, sobrestiman una supuesta legitimidad para dejar que Maduro se reelija.
Una caimanera de aficionados intenta imponerle al país que no vote y sustituir la lucha contra Maduro por una refriega para decidir quien controla el mando opositor. Falcón tuvo el coraje cívico de presentar su candidatura, ante la falta de consenso en la MUD y marchar a contrapelo de la opinión pública, partidos de arrastre, organizaciones de la sociedad civil e instituciones que aconsejaron la abstención.
Pero el viento está cambiando de dirección. Según las encuestas y el clamor en los sectores populares, Falcón ha logrado la mitad del milagro. Para completarlo requiere nuevos aliados o la neutralidad de quienes dudan en acompañarlo. Necesita recrear la unidad política, que ya existe en la oposición social, para que en vez de cumplirse el anuncio del Presidente Santos de que éstas serían las últimas elecciones en Venezuela, todos juntos ganemos el inicio de su gran transformación.
@garciasim.