Una verdad latente, es que el virus ya está en Venezuela, y esto le va permitir, queramos o no, oxigenar al régimen, distraer en cuestiones de supervivencia a la gente común.
Dará tiempo y permiso a la dictadura, para realizar cualquier atrocidad que se le ocurra, e incluso, avanzar en su hegemonía fascista.
Ahora bien, ¿qué hacer? ¿Cómo enfrentar la dictadura en las circunstancias actuales?
Antes de emitir algunas aproximaciones de respuestas a las interrogantes, es necesario, abordar algunos elementos a considerar:
Estamos ante una sociedad sanitariamente vulnerable frente a una pandemia real.
El régimen utiliza la ocasión para afianzar su dominación y represión. Continuamos con una dirección política de la oposición débil.
Las condiciones de la pandemia y las medidas impuestas por la dictadura desmovilizan cualquier acción de masas.
Al mismo tiempo, se evidencia la incapacidad de un régimen de dar respuesta satisfactoria a los problemas de los servicios públicos, alimentarios y sanitarios.
En cuestión de tiempo se podría desatar nuevamente el desabastecimiento; un mayor incremento de la hiperinflación y la falta de efectivo circulante.
Algunos comercios podrían cerrar y generar la disminución de ingresos y de compras, desempleo e inseguridad; el confinamiento en cuarentena nos podría llevar a un colapso y a la hambruna nunca antes pensada, lo que podría reeditar hechos no muy lejanos en nuestra historia.
Son estas, quizás perspectivas que se me desprenden de realidades objetivas y subjetivas. Que sirven de sustento de las posibles respuestas que sintetizo:
Es deber de los partidos políticos, plataformas unitarias, movimientos sociales y cada ciudadano:
Prevenir el contagio y propagación del virus. Establecer y consolidar la solidaridad y fraternidad entre los vecinos.
Articular, alistar, engranar y fortificar la sociedad por todos los medios alternativo; consolidar la unidad política y social para derrocar la dictadura.
Emprender formas de organización y agitación maniobrando sobre las restricciones y limitaciones que impone las actuales circunstancias.
Son tiempos de reflujo y de situaciones complejas, momento propicio para la profundización del análisis y debate político.
Para afinar detalladamente lo organizativo y los mecanismos de la lucha que se habrá de librar para derrocar la dictadura.
Son tiempos para articular las fuerzas, que actuarán cuando llegue la hora de desatar, los combates definitorios para conquistar la libertad y la democracia en Venezuela.
«Las utopías son materialmente posibles cuando las construimos con nuestras propias manos»