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Yaxis Aristigueta / ¿Abstención impuesta?

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ABSTENCIÓN

La carencia de ética y moral en el ejercicio de la política ha convertido a ésta en el principal problema que atañe hoy a la nación. De allí que exista una desvalorización de lo político, de la política y de los políticos; por ello, es imperante elegir nuevas maneras y formas de hacer política.

Estimular lazos de reciprocidad en toda la población, defender verdaderamente al ciudadano de a pie, dejar la vida en la reconstrucción y reinstitucionalización del país, es el compromiso mínimo que debe asumir todo político ahora mismo.

Pero el compromiso no debe ser sólo de los politicos, ni de quienes aspiran a ejercer la política cómo vía para salir del conflicto en el que nos encontramos; el compromiso debe ser de la ciudadanía en general.

Los venezolanos estamos en toda nuestra capacidad, derecho y deber; de pensar y elegir en qué tipo de sociedad queremos y debemos vivir.

Es por ello que el sufragio es y debe ser la herramienta por excelencia para decidir nuestro futuro. Decía Galeano“Cuando se van a tomar decisiones que afectan a más de una generación, que de alguna manera pueden hipotecar el destino de tus hijos o el de los hijos de tus hijos, eso tiene que ser plebiscitado. No puede ser decidido por un gobierno y chao”.

En este sentido, es necesario que quienes opten por abstenerse asuman la responsabilidad de su decisión.

Particularmente respeto la abstención como manera de mostrar disconformidad, pero no la comparto por múltiples razones, entre ellas su ineficacia como método de protesta, pues en una elección (por lo menos en Venezuela) gana la opción que tenga la mayoría simple de votos, de modo que sí la abstención es del 80%, sólo 20% decidirá sobre el resto.

El problema político debe ser resuelto desde una participación social generalizada a través del mecanismo del voto, de esa manera se puede reinstitucionalizar el país por medio de una discusión democrática.

Oposición y Gobierno gozan de un alto rechazo en la mayoría de la población, pero mantienen su hegemonía debido al control institucional, a las prebendas y a las  corruptelas que utilizan como recursos para mantenerse en el poder.

Romper con esta hegemonía pasa por arrebatarle el control absoluto de la institucionalidad, erradicar el clientelismo generalizado, la partidización y coacción de todas las relaciones de los ciudadanos entre sí y con el estado y la judicialización de la política, entre otros.

A propósito de todo el proceso de destitución que se le está imputando a la gobernadora del EstadoTáchira Laidy Gomez, es necesario comprender qué no debemos abandonar ningún espacio político, de allí la importancia del voto, como la base para la toma de decisiones políticas de mayor relevancia. No hay democracia sin el libre ejercicio del sufragio.

Destituir funcionarios democráticamente electos, inhabilitar partidos, deslegitimar poderes legítimamente constituidos es el instrumento de quienes desean imponer dentro de la población la lógica del miedo, de la abstención.

Desean que los ciudadanos se desencanten del voto, que piensen que es innecesario, que supongan que el legítimo derecho de elegir a sus gobernantes es una pérdida de tiempo, desean que la población interiorice que sufragar no tiene sentido porque luego las personas o partidos que eligieron serán removidos, destituidos o ilegalizados.

Procuran verse invencibles de una u otra forma, quieren y desean instalar en el imaginario colectivo la sensación de que pueden hacer lo que se les venga en gana, bien sea con elecciones trampeadas, con un CNE ilegítimo, destituyendo, quitando y poniendo funcionarios, gobernadores o alcaldes; Pero sobretodo desean que la abstención sea extremadamente elevada porque al fin y al cabo en donde no se ven ni son invencibles es en las urnas electorales. Pretenden heteronomizar el país, hacernos sumisos, o cómo diría Foucault, hacernos más dóciles.

Con éstas y otras estrategias los extremistas buscan agotar todas las vías democráticas, cansar al electorado, alejarlo de las urnas de votación.

Tras cada inhabilitación, tras cada ataque a legisladores y gobernantes legítimamente electos se produce un mayor desencanto. La satanización del voto sólo intenta decepcionar de la política a la mayoría de la población, para que así éstos abandonen los asuntos públicos y el ciudadano se aisle en la cotidianidad de la familia, de los problemas propios del día a día, de las distracciones y olvide lo trascendental de las decisiones políticas.

Algún poder debe tener el voto que siempre le fue negado a las grandes mayorías.

Hoy los extremistas intentan arrancarnos la posibilidad de mejorar el país. Por ello es menester evitar todo tipo de sumisión en la que nos quieren sumergir los extremos, alejarnos de esa heteronomía que intentan imponernos y en la que dejan de lado toda responsabilidad ética solamente para mantener su status quo.

Hoy estamos obligados a bañarnos de autonomía, a solicitar desde cada espacio amplias garantías de participación, representación proporcional, condiciones competitivas, observación internacional y reconocimiento de los resultados, para dirimir las diferencias por medio del voto y en unas elecciones lo más trasparentes posible.

Yaxis Aristigueta

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