En las elecciones del gremio de abogados están prometiendo hasta las minas del rey Salomón, el preciado Dorado que nunca consiguieron los españoles y el Jardín del Edén del libro del Génesis.
Por otro lado, se me parecen a los pastores buscando sus ovejas. Mejor no ofrezcan maravillas, y dediquemos los esfuerzos en la lucha por dignificar la profesión, en nosotros mismos y en quienes la pretenden arrastrar desde el ejercicio arbitrario de poder en tribunales, fiscalías, órganos administrativos y judiciales.
En el diario transitar de los abogados ante oficinas públicas o privadas, es tan irrespetuoso por parte de muchos funcionarios ( no generalizo, pero si son muchos y honrrosas las excepciones), agreden a los abogados y abogadas.
Se les pretende decir cómo deben hacer su trabajo, les quieren moldear a la cultura institucional de la injusticia y el antiderecho, por ejemplo, en notarias o registros, donde el documento debe llevar el punto o la coma donde el revisor quiere, y no donde se debe, y este es solo un ejemplo de esa práctica .
Al abogado o abogada ya no se le trata con la majestuosidad y el respeto que merece, tanto por su cualidad de ser humano y ciudadano, como por la importante profesión que tiene.
Jueces o juezas insultan en audiencias, impiden la presencia en actos procesales, sin importar el derecho de defensa de los patrocinados y justiciables.
Y este es solo otro ejemplo, porque los hay más bárbaros aún, donde un auxiliar, escribiente o secretario se comporta como cancerbero e inquisidor del libre ejercicio del derecho, impidiendo las diligencias y trámites a toda costa .
También abogados y abogadas somos responsables de esta generalizada conducta, pues nuestra contribución a una imagen degradada de la profesión, es un factor importante.
Muchos ( tampoco generalizo pero si, son muchos), tienen de abogado el título y de hampones la práctica, y eso también hay que combatirlo para dignificar la profesión.
Así que no prometan el cielo quienes están ahora en este festín electoral del gremio de abogados.
Solo hagan mucho para que la profesión de abogado recupere su prestancia , imagen y dignidad.
Dediquense a defender al abogado o abogada frente a tantas prácticas que maltratan la profesión y a someter a quienes siendo abogados practican el hamponato a través del Derecho.
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