Después que asesinaron a John Lennon aquel 8 de diciembre de 1980, mi hermano mayor, que trabajaba en “Trofeos de Venezuela” allá en Caracas, me trajo una revista en la que aparecía una entrevista hecha a Lennon horas antes de morir.
Cuando le pidieron que hablara de su nuevo disco, él respondió: “No voy a volver a vender mi alma al diablo para tener un disco que sea un éxito. Solo estoy trabajando con mi mejor amigo, y mi mejor amigo es mi mujer. ¿Se puede pedir algo más?”
Y en la entrevista que le hiciera la revista “Rolling Stones” en 1970 declaró: “No voy a sacrificar el amor, el amor verdadero, por ninguna prostituta, ningún negocio ni ningún amigo, porque al llegar la noche uno se queda solo. He pasado por todo eso y nada funciona mejor que alguien que te ama, te abrace”
Esas palabras, pronunciadas por el hombre más irreverente de la década de los sesenta, me han perseguido desde los dieciseis años hasta hoy, como si hubiesen salido de una Biblia.
Daniel Scott