El humano tiene una propensión natural a buscar a su alrededor a quien culpar, hasta de sus propios actos. Eso sucede, digo yo, pirateando un poco, por esa poca disposición a la autocrítica y a reconocerse débil o incompetente ante los demás. ¡Qué difícil es reconocerse responsable de algo y sobre todo una tragedia! No quiero decir con esto que el equipo que a Maduro acompañó hasta ahora y parte del que lo seguirá acompañando haya sido eficiente. Julio Escalona ya lo evaluó y habiéndolo hecho ese viejo roble y maestro, uno no tiene nada que decir. Pero también es verdad que el capitán no es muy ducho que digamos. Pasa que Julio Escalona y uno mismo, no va a caer en el juego de la derecha de pedir que Maduro se vaya; no porque como dijo Escalona, el presidente sea “un buen muchacho”, revolucionario cabal desde la perspectiva de un militante, que otra cosa es ser presidente, y hasta honesto a toda prueba, sino porque de irse tendría que ser de conformidad a lo que establece la constitución vigente.
Es decir, “por ahora”, lo único que podemos cambiar en el ejecutivo es el vicepresidente y los ministros y esperar que quienes entren, que parecen no ser muchos, porque unos los enrocan y otros están enroscados.
Pero no nos vayas a decir Diosdado, a menos que uno esté muy mal informado, que este cambio en el Ejecutivo pareciera haber sido hecho con tu consentimiento o mejor satisfacción. ¿Qué de grande, trascendente, meritorio, hizo Delcy Rodríguez en la ANC para este nuevo salto, tan descomunal como los anteriores, para llegar a la “Vicepresidencia Ejecutiva de la República” y de paso sacar de allí, si es que nuestras antenas no están malas, desintonizadas o percibiendo con retardo, a un hombre de los tuyos? Por lo que sé, desde tiempo atrás, Tareck El Aissami es de los personajes más cercanos a ti. Pero, de no ser así, porque el mundo es muy cambiante, y en unos casos lo es más de lo acostumbrado, no son los personajes, nombres lo que llaman la atención, sino las circunstancias todas.
Delcy Rodríguez, lo sabes demasiado bien y es más, lo sabe la gente toda, siendo del PSUV, pues nunca hemos sabido que ha renunciado al “Partido de Chávez”, del cual eres vicepresidente y en la práctica su máxima figura, por la circunstancia que Maduro ejerce la presidencia de la República, te desafió y no por su cuenta y riesgo como lo muestran los acontecimientos, creando el “Partido Somos Venezuela”, lo inscribió en el CNE y hasta participó en las elecciones presidenciales con su propia tarjeta. Tú respondiste a ese desafío diciendo que quien se inscribiese en otro partido quedaba excluido del cual militas y diriges, al cual defines como el “Partido de Chávez”.
Y es a ella, precisamente a ella, a quien Maduro acaba de escoger para sustituir a El Aissami. Quienes estamos enterados de todos estos detalles, que no pensarás se limita a quien esto escribe y un pequeño grupo de soñadores y jorungadores de oficio, percibimos eso como un desafío. Está bien lo de cambiar ese gabinete y cambiarlos a todos. Hay unos nombres que no voy a exhibir aquí para evitar personalizar que estando en puestos claves, trascendentes para remontar la crisis en la que estamos envueltos y llevan años sin dar señales de vida, que pareciera continuarán en sus sillas ejecutivas durmiendo y soñando qué hacer cada fin de semana o la próxima cuando salga de viaje al exterior a firmar el mismo acuerdo con el mismo país que ya ha firmado varias veces.
Pero hay otra señal. La señora Marlene Contreras ha sido muy atacada desde la derecha, más que ningún otro ministro. Hay un personaje, periodista de esos veteranos, que antes fue muy zalamero con el gobierno y en un momento comenzó a voltearse y a decir cosas en contra del gobierno y a favor de Fedecámaras, que con demasiada frecuencia lanza sus informaciones, no sé si fundamentadas o no, contra la política turística muy particularmente, obviando que para Venezuela, atraer turistas en este momento resulta muy difícil por factores ajenos absolutamente a quien se desempeñe en ese ministerio. Eso es elemental. Haber movido a la señora Contreras, en este momento, cuando muchos que deberían irse se quedan, luce como otro mensaje que en nada te favorece.
No soy político. Soy un educador de esos que ya es como un desecho. Pasé los ochenta años, toda mi vida he estado y moriré estando en la izquierda. Tengo un extraño record venezolano para los hombres de mi tiempo y militancia, nunca he ocupado cargo alguno fuera de lo que concierne a mi profesión. El máximo rango que alcancé fue director de escuela. Tengo más de doce libros escritos. Uno sólo publicado y eso, por haberme ganado un concurso; y aún así tuve que pelear para que me lo publicaran y todavía no me han pagado el premio que hace ocho años atrás era de 5 mil bolívares; se le aplicas la misma lógica que anoche le aplicaste a “El Nacional”, relacionado con los porcentajes de inflación, calcula a cuánto llega lo que a mi me deben, pero no lo estoy cobrando. Más de 4 mil artículos escritos, sin incluir ensayos, crónicas y cuentos. Y para cerrar con broche de oro, nunca he sido candidato a nada. Te digo todo esto para mostrarte que no busco nada, sólo vivir con dignidad los pocos años de vida que me quedan. Pero quiero reiterar, todo eso forma parte del currículo de un militante político que fui casi toda mi vida. Fui de los jóvenes fundadores del MIR.
Mis comentarios solo obedecen a mi empeño por descifrar lo que acontece en el seno del chavismo, porque en buena medida, creo que el drama nacional tiene mucho que ver con eso. Son vainas de un aficionado a la política mezclado con lo inherente a la formación académica de un docente especializado en historia y a quien además le gusta escribir, aunque sea mal. Para llegar al nudo no basta revisar o indagar sobre nuestras relaciones con el imperialismo, las clases dominantes a lo interno, la conflictividad con los grupos opositores y con los mismos aliados, lo relativo a la estructura y todo eso que hablaría un académico o aprendiz de brujo, sino entre quienes se disputan la herencia de Chávez.
Anoche, en “Con el Mazo Dando”, usaste una consigna, ustedes lo llaman de otra manera, para hacer correr en las redes sociales, que unido a lo hoy supe sobre los movimientos de la burocracia, fortalecen la sospecha que tengo; no significa un mostrarme a tu favor, tampoco en contra, sino en una manifestación de mi deseo de llegar a los detalles. ¿Y el reto electoral de Elías Jaua?
¿Vienen por ti o estoy equivocado?