Esta semana y la anterior fueron para la oposición: Desde el punto de vista noticioso. Todo el interés se ha centrado, para mal o para bien en la oposición. Poco centrimetraje ha ganado Maduro en sus anuncios propagandísticos.
Con una inscripción eletoral que parece “ultrasecreta”, una oposición fragmentada y un gobierno con los puntos bien bajo, en este contexto, alguien recibió tres strike.
Strike 1
La historia es sencilla: el diputado Guaidó solicitó una reunión privada a María Corina Machado. María Corina informó a medio mundo que tendría una reunión “privada” con Guaidó.
¿Qué parte de la palabra privada no entendió?
Minutos después de haber terminado la reunión, María Corina salió a decir que no se logró nada en la reunión privada.
Es decir, como no comparto la manera como lo está haciendo el otro, salgo a decir que no logramos nada.
Para rematar: María Corina Machado entrega a los medios una extensa carta revelando su posición. Analistas políticos aseguran que ya la carta estaba hecha antes de la reunión.
Fue un buen intento: El diálogo entre opositores era una buena idea, pero algunas personas creen que con una sola reunión tomarán el poder.
Fabi y su tuiter
Para desgracia del diputado Guaidó, tal vez sin saberlo, su esposa Fabiana Rosales salió a contestarle a María Corina Machado.
En política nada es inocente y todo se juega como en un tablero de ajedrez.
Aunque no mencionó a María Corina, estaba sobreentendido que el reclamo era para ella. Poco ayudó esto.
Imaginemos a Cilia Flores respondiéndole a Duque o a Guaidó por ataques contra su esposo.
Finalmente, luego de este capítulo se recogen los análisis sobre quien gana y quien pierde con esta torpe reunión.
Creo que nadie ganó nada, todos perdieron. La posibilidad de un diálogo y una alianza en medio de las diferencias fue abortada por una postura terca y extremista.
Más allá de tuiter que no representa a más de 15% de la población, Guaidó y María Corina fueron fuertemente cuestionados.
Strike 2
No había pasado 24 horas de este trago amargo, cuando Henrique Capriles le asesta otro fuerte golpe a los radicales y a los que promueven lo que él denomina “la presidencia virtual”.
Capriles no es cualquier político. Fue candidato presidencial y enfrentó a Maduro. No solo cuestiona la ineficacia del liderazgo de Juan Guaidó, sino que asume la ruta electoral.
Capriles logra lo que nadie había podido, una negociación que liberara a 50 presos políticos y otros 60 con medidas cautelares o exiliados.
Y como la mezquindad no tiene límites, algunos de los que están en el exterior corrieron a cuestionar la medida.
Qué fácil es decirle a alguien que está preso: “no salgas, no aceptes indultos, quédate preso”.
En las dictaduras, cuando Pinochet, Somoza, Videla liberaban a alguien, estos salían, y no por eso reconocían al régimen.
Capriles solo ayudó a una negociación para liberar presos. Nunca ha dicho que hay que agradecer el gesto.
El supuesto indulto no borra las detenciones injustas, las torturas y la presencia aun de muchos presos políticos.
Strike 3
Guaidó no lo pensó mucho, cada vez más solo y con pocos logros, desde su presidencia virtual, emite un comunicado en donde desconoce estas negociaciones.
Peor aún, acusa a Capriles de negociar sin autorización de este.
Ante esto cabe preguntar: ¿Hay que estar autorizado por Guaidó para negociar con el gobierno?
Guaidó actúa cada vez más parecido a Maduro: Se cree presidente, se cree con el poder, su entorno es muy pequeño y cuestiona alegremente lo que no comparte.
El ponche
No contento con los tres strike, Guaidó acusa a Capriles de negociar con un representante de Turquía y Capriles lo desmiente explicando cómo fue la conversación telefónica.
Guaidó está en su agonía. Todos lo saben, incluso él. Guaidó evaluó y concluyó que una alianza con María Corina Machado lo fortalecía en lo inmediato.
María Corina concluyó que una alianza con este, la perjudicaba a mediano plazo. Al final no lograría nada.
Capriles emerge como líder ante el hundimiento de Guaidó. Capriles toma la única ruta valida, la electoral. Abona el camino para las venideras elecciones de alcaldes y gobernadores en 2021.
La diferencia entre Capriles y Guaidó, es que Guaidó quiere el poder mañana con apoyo de afuera y no lo tendrá.
Capriles quiere construir la toma de espacios, con apoyo de adentro, pero no para mañana.