¿Cuál ha sido la influencia que han tenido los gobiernos de Estados Unidos y de Colombia en el sector de la oposición venezolana que han permeado la identidad en todos los pedazos de ella?
La relación de subordinación, la oligarquía y los gobiernos neogranadinos se han convertido en una especie de eslabón intermedio. Inicialmente vimos a los entonces jóvenes Capriles Radonski y Leopoldo López asumir alcaldías. López sostenía reuniones con el presidente de Colombia, Álvaro Uribe Vélez. Mediante esa triangulación vía Colombia, EEUU penetró sus metodologías, sus prácticas en la oposición venezolana. La vocación entreguista entre 2000 y 2006 generó el Carmonazo, el paro petrolero y otros eventos. Las “jóvenes promesas”, que hoy día ya no son tan jóvenes, comenzaron a entrelazar lazos con los gobiernos de EEUU y Colombia.
De esta manera se desnaturalizó el carácter venezolano de la oposición. Creyó la oposición que la forma de salir de Chávez era mediante el entreguismo. Era clave la figura de Uribe, que ahora es criticado y juzgado, pero en aquellos tiempos no, por el contrario, tenía una inmunidad mediática sin precedentes en la historia latinoamericana, pues era la contrafigura de Chávez, era el anti-Chávez.
Esa oligarquía colombiana y su política violenta permearon la identidad de toda la oposición venezolana. Desde 2000 hasta 2020 este aspecto antinacional no hizo sino radicalizarse. Llegó a extremos como los últimos dos años en los que ya el gobierno de EEUU no está detrás de la oposición, sino delante de ella, ha pasado a convertirse en la oposición venezolana.
En la actualidad es público, notorio y comunicacional observar en los pronunciamientos de funcionarios públicos estadounidenses, de Trump para abajo, hablar sobre política interna venezolana.
Trump, Pompeo, Abrams y compañía declaran ya como si fueran políticos venezolanos. Insólitamente se ha radicalizado la injerencia extranjera en el debate político nacional.
No es descabellado decir que uno de los factores más graves de la falta de independencia de la oposición ha sido la facultad que le confirió a EEUU para estropear los diálogos y salidas a la crisis política. Washington torpedeó todos los intentos de diálogo. Una llamada bastaba para que los dirigentes de la oposición nacional se levantaran de la mesa. Lamentablemente, y para desgracia del sistema político venezolano, la oposición perdió su identidad venezolana, se convirtió en un fenómeno extranjero.