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Teófilo Santaella / Presidente, no juegue con las candelitas

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Hay candelitas por un lado y por el otro también. El combustible que las activó fue, por un lado, el famoso pernil. La gente se quedó esperando. Y la espera desespera. Otros se quedaron esperando las cajas Clap. Otros el bono navideño, otros los juguetes, etc. Siempre ha sido mala política estar ofreciendo cosas al pueblo de manera ligera, y menos cuando no se tiene al toro agarrado por los cachos. He dicho en otros artículos que la soga está tensa. Muy tensa. Y que hay que pararle, no vaya a ser que se nos reviente en la cara. No hay duda que este es un pueblo arrecho y aguantador, como el más. Pero el aguante tiene un límite. Yo tal vez pueda aguantar. Otros también podrían hacerlo. Pero existen personas que se les agota la paciencia y que sólo entienden que han sido engañados. Eso es malo. Muy malo.

No se puede negar que el 2017 ha sido un año duro y de prueba para los revolucionarios. Se obtuvieron victorias importantes. En especial la victoria del 30 de julio. Esa victoria sembró como por arte de magia la paz. A los guarimberos se los tragó la tierra. Y los dirigentes de la derecha quedaron como pajarito en rama. Todo eso es verdad. Como es verdad también los esfuerzos que ha hecho el gobierno para contrarrestar la guerra económica y sus efectos perversos sobre la población, en general. Pero está cerrado el año con candelitas en varios lugares del país. Esto es peligroso. Muy peligroso. Si no se apagan, como debe ser, con la rapidez que amerita el caso, puede coger fuego la pradera. Y así si es verdad que se sube la gata a la batea.

Para un revolucionario como yo no es fácil decir estar cosas. Me expongo a que me califiquen de esto y aquello. Pero no me queda otra. Peor sería callar y hacerme de la vista gorda. Tenemos paz, es verdad, pero esa paz es frágil y se puede quebrar de un momento a otro. En un abrir y cerrar de ojos. Me voy de cuento. Hace poco una constituyente de nombre Keila De La Rosa, dijo entre otras cosas, no había que hacerle el juego a los especuladores. Con otras palabras, dijo la vocera de la ANC, nos están jodiendo, pero seguimos comprando, comprando y comprando. Caray, ¿Keila De la Rosa, ¿qué quiere usted? Quiere que muramos de hambre. O que andemos por la calle sin zapatos y desnudos. Usted pretende que personas enfermas como yo, no compremos las medicinas que nos ofrece el mercado por caras que sean. Son escasas, muy escasas, y además las pocas que se consiguen cuentas un negro con su cachimbo. O sea, más caras que un diente de oro en la actualidad. Le pregunto, Keila: ¿usted no compra…? O sea, ¿usted no come? ¿No se enferma? ¿No viaja al interior del país? ¿No usa zapatos? ¿En qué mundo vive usted?

Presidente: ojo, mucho ojo, con lo que se percibe en el ambiente. No todos los que están protestando en las calles por el pernil y las cajas Clap son gente de la oposición. Hay un creciente descontento por la situación económica. Hay preocupación porque las pensiones se evaporan en un mismo día. Un sueldo mensual de 15 millones de bolívares alcanza para 15 días de comida, “rajuñando” aquí y allá. Cambiando más que un loco para encontrar lo poco que se pueda. Cuidadito copay gallo… Usted es el candidato del chavismo y las fuerzas revolucionarias para el 2018. No tiene contendor a la vista. Pero hay que pagar esas candelitas, no vaya hacer que su candidatura se queme. Para buen entendedor, pocas palabras bastan. ¡Dios nos agarre confesados!

¡Feliz Año Nuevo para todo el mundo!

Agregado:

Mi salud no está para que yo este escribiendo. Pero no puedo dejar de decir algunas cosas, so pena de que me califiquen de esto o aquello, cuando mi país está sumido en una crisis explosiva. No hay ojos que no la vean ni cuerpo que no la sientan. Dice un viejo dicho que amor con hambre no dura. También podría decirse que paz con hambre y sin “pernil” no dura.

Aporrea

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